todos estamos igual

jueves, 7 de diciembre de 2017

Diablo corazón

Charly '77 y Fito'17: La otra.-radio para escuchar acá: con la participación de Santiago Segura y Maxi Diomedi 


Haku no es el típico pendejo adolescente
él sabe muchísimo del diablo corazón
a veces si quiere mueve cosas con su mente
él vive muy lejos en un mundo de ilusión.

Es el Pibe Montaña de dos metros
a veces se transforma en un dragón
él rescatará su amor
antes de que salga el sol.



Chihiro es tan linda que enamora a los fantasmas
No Face la tiene acorralada en un avión
ella lo entiende porque él nunca tuvo a nadie
que lo abrazara y le entregara su amor.

Chihiro ve a Haku en cuatro dimensiones
y le avisa que el peligro es real
Haku mueve las montañas
y No Face se cae al mar.

Los chicos se fueron por la ruta caminando
Chijiro estaba embarazada de alguno de los dos
a veces extraña a No Face Killer Fantasma
no cambia por nada a su Haku, ojos de dragón.



Oh que amor, dulce amor
allí en Japón
se abren los cerezos blancos.

"Los cerezos blancos" es una de las canciones más lindas del nuevo disco de Fito, una de las más lindas canciones de Fito y una de las más lindas canciones del año. Pertenece al lado amoroso de La ciudad liberada -que tiene también su lado rabioso-catastrófico. En realidad, el disco juega vacilando entre los dos polos de esa tensión y los temas rabiosos tienen momentos de luz y viceversa. Fito hizo un disco de 18 temas y eso puede representar un problema para quien privilegia la realidad efectiva antes que la posibilidad. Es una vieja discusión en cualquier arte. ¿Tenés que escribir una página y media perfecta y quemar el resto o publicar mil páginas para que el lector encuentre solo la maravilla? Las dos decisiones son interesantes. Si gana el primer criterio, una obra como la de Litto Nebbia estaría descalificada, porque hizo 500 discos pero desde juicio restrictivo solo tendría que haber hecho 20 para ser otro Gardel. Litto grabó todas las canciones que se le ocurrieron y deja a los arqueólogos del futuro explorar ese campo minado. Ahí hay otro Gardel a descubrir: trabajen, ¡vagos!

Alguien puede pensar: si La ciudad liberada tuviera solo 9 temas sería una obra maestra. Y bueno: ¿por qué no te armás una lista con esos 9, dale el orden que quieras y escuchás uno de los mejores discos argentinos en años? Quizás tus 9 temas no serían los míos. Pero hasta ahora, con todos los que hablé, "Los cerezos balncos" formaría parte de ese gran disco. Dije que pertenece al lado amoroso basándome en que es un tema de amor hecho y derecho y también en su melodía amable, sencilla, perfecta. No hay acordes oscuros ahí. Pero, si le presto más atención a la letra, los elementos luminosos aparecen cruzados por pinceladas de monstruosidad. El corazón de Jaku es diablo y él a veces se transforma en un dragón y Chihiro lo ama también en su versión dragón. Y después está No Face, que la tiene acorralada en un avión, aunque Chihiro, que enamora a los fantasmas, lo entiende porque nunca tuvo alguien que lo amara.

Ese universo de amor freak suena sublime porque sale de la imaginación de Hayao Miyazaki, El viaje de Chihiro. Fito vuelve a inspirarse en una película, como hizo en "Dos días en la vida" con Thelma y Louise (en realidad la canción es mejor que la película de Scott). En "Polaroid de locura ordinaria" puede haberse inspirado en Bukowski, en Marco Ferreri o en ambos. En "Acerca del Niño Proletario" adaptó a Lamborghini. Todas sus adaptaciones son buenas. "Los cerezos blancos" es de las mejores. Hace rato que a Fito le interesa contar un cuento en una canción con rigor narrativo y métrica exacta. Puede ser algo muy largo y denso como con Lamborghini o breve y delicado como en "Los cerezos blancos". Sobran los dedos de una mano para contar los tipos que en Argentina pueden hacer una canción tan buena.

Hace años que ningún disco de Fito atraía mi atención hasta La ciudad liberada. Si me salteo algunas canciones, no me importa. Hay algunas a las que vuelvo a escuchar continuamente. Lo comparo con un crack de fútbol. No todas las jugadas terminan en gol. Pero hay jugadores que los ves pararse en la cancha, tocar la pelota, aparecer en un momento en el que no lo esperabas y hacer un pase mágico. Fito es un crack. Este disco no es solo las canciones que tiene (muchas) sino otras que podría tener y no fueron hechas todavía. Porque me recuerda que el rock es todavía posible, que no todo es pop de diseño, que no es obligatorio hacer reguetones ni autotunear la voz para sonar actual. Que una canción puede contener sorpresas tres minutos después del comienzo, que la mejor canción puede estar esperando en el track 8, en el 9 o en el 15, que no todo (o casi nada) está decidido en las 3 primeras pistas (esos lugares que hoy las bandas reservan para poner toda la carne en el asador).

El domingo pasado en La otra.-radio escuchamos y discutimos La ciudad liberada con Santiago Segura y Maxi Diomedi. Parecía que íbamos a estar en desacuerdo, pero al final no fue tanto.

Para colmo, el planteo del programa era jodido: trazar un puente entre Películas de La Máquina de Hacer Pájaros (uno de los mejores discos de la carrera de Charly) y La ciudad liberada, de un Fito que hoy no está de moda elogiar. Tampoco estaba de moda elogiar a Charly 40 años atrás, cuando hizo Películas. Que para colmo no es un disco torrencial como el de Fito, sino preciso y cortante. Pero no era ese el terreno en el que quisimos linkearlos. El asunto, el gran desafío para cualquier artista, no solo para un rockero de 25 años o de 55, es cómo intervenir en una época ominosa y sembrar belleza y verdad. En 1977 o en 2017.

Y encima se nos ocurrieron unas cuantas ideas para conversar el domingo que viene con Roque Di Pietro, autor del fundamental y definitivo Esta noche toca Charly. Se podrán escribir todavía unos cuantos libros sobre Charly, pero da la sensación de que el que él se merecía es este. Eso será el tema del próximo programa.

Si quieren escuchar el del domingo pasado, todo esto que hablamos y todas las canciones que escuchamos y las cosas que nos dijimos, clickeen acá.

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