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jueves, 15 de junio de 2017

Los favorecedores del narcotráfico: la penalización, la policía, los curas villeros, las granjas

La otra.-radio: una apasionante conversación con Emilio Ruchansky, autor de Un mundo con drogas. Programa para descargar clickeando acá



Oscar Cuervo: Un mundo con drogas: hablemos de la peculiaridad del título, bastante provocativo: uno siempre está a punto de cometer un fallido y decir "Un mundo sin drogas".

Emilio Ruchansky: Hace referencia al slogan político de la ONU en los 90, "Un mundo sin droga: podemos hacerlo". Es un slogan bastante cruel, porque no aclara si son drogas legales o ilegales, aunque sabemos que se refiere a las ilegales, y porque sabemos que eso no es cierto: no va a existir nunca un mundo sin drogas. Y más allá de que uno quiera o no consumir drogas, el problema de la guerra contra las drogas es una guerra contra las personas, nadie ametralla panes de cocaína.

OC: A mí me llama la atención que vos señalás el problema de la demanda: ¿cómo es posible pensar un mundo sin drogas cuando hay una demanda? El slogan cree que porque se persiga la oferta va a desaparecer la demanda.

ER: La demanda ha explotado a partir de la prohibición. Las tres plantas que prohíbe la Convención de 1961 son justamente plantas de países pobres: el opio, la hoja de coca y el cannabis. Las tres ya se consumían antes de la prohibición y la prohibición lo único que hizo fue hacerlas más populares, más peligrosas. Pero más allá del consumo, lo dijo muy bien el Pepe Mujica, el problema no es la droga sino el narcotráfico, es decir: lo que se ha generado por la prohibición, que hoy causa muchísima más muertes que el consumo de esas sustancias, que además también por la prohibición están rebajadas [su calidad: lo que las hace más peligrosas], hoy la gente no sabe cómo consumirlas. En México hay 100 mil muertes en 10 años de guerra a las drogas, hay 30 mil desparecidos. Pero, ¡claro! "son 30 mil delincuentes y 100 mil delincuentes...". Y yo siempre pregunto si es que hay 100 mil capos narcos en México. Y yo creo que el gran problema de derechos humanos que tenemos hoy es la guerra contra las drogas, que ha causado más muertes que la guerra en Siria. Y nadie quiere tomarlo como un tema de derechos humanos. Recién hace pocos años las organizaciones de derechos humanos están entrando en este tema dándose cuenta de que acá hay una cruzada religiosa por la cual, si uno mata gente en nombre de la guerra contra las drogas está todo bien, "esos muertos eran necesarios". Lo que planteo en mi libro es cómo salimos de la guerra. Yo creo que hay bastante consenso de que esta guerra, supuesta para mí, porque acá no hay una guerra, una guerra se quiere ganar y acá no se quiere ganar. Evidentemente acá lo que se quiere es la continuidad del negocio y prohibiendo el negocio funciona. Vos prohibís, los precios son más altos, la calidad más baja, los bancos lavan el dinero, cierra todo. Los que van presos son los pobres, los que mueren son los pobres. Lo que planteo en mi investigación es cuáles son los países que empezaron a alejarse de ese paradigma y cómo se puede salir de eso. Yo hablo bastante con políticos de Argentina, Brasil, Chile y admiten "la guerra contra las drogas fracasó, pero no hay otra cosa". Y lo que empecé a ver en todos estos años de trabajo es que sí hay otras cosas. Hay unas experiencias de cómo salir, que plantean otros desafíos, no son mágicas, pero sí funcionan y son respetuosas de los derechos humanos. Hacia ese lugar estamos tratando de ir todos los que estamos en el activismo por una política de drogas más eficaz y más humana. Insistiendo en que el narcotráfico es una creación de la prohibición. Esto tiene que estar muy claro. Muchas veces decimos "bueno, separemos a los consumidores y metamos presos a los transas". Los transas son mujeres pobres con 6 chicos, los transas son pibitos, como el caso de los soldaditos en Rosario, de 18 a 25 años que terminan con un tiro en la frente. ¿Esos son los malos? Acá hay un sistema que está mal, es la prohibición. Si uno logra legalizar y regular las sustancias, no va a haber más transas, no va a haber lavado de dinero. Hay que ver la foto más ampliada.


OC: El título de tu libro también dice que vivimos en un mundo con drogas, partamos de esa base.

ER: La idea central es aceptarlo, que no es poco y después empezar a ver cómo trabajar con eso. Uno de los capítulos que más repercutió en la comunidad médica, en la psiquiátrica es el de Suiza, porque ellos no solo aceptan que las personas consumen sino que además permiten en lugares específicos que se llaman "Salas de Consumo Controlado". En Berna admiten que ya es un buen paso terapéutico fumar heroína y no inyectársela. Cuando uno ve lo que implica las drogas inyectables, la gente con los miembros mutilados, que ni siquiera se muere por sobredosis de heroína, de cocaína o de speedball, que es la mezcla de las dos, sino que se mueren por infecciones, porque no saben cómo inyectarse y no les queda lugar en el cuerpo para inyectarse y empiezan a inyectarse en partes íntimas.

OC: Por las situaciones precarias del consumo al que son empujados por la criminalización.

ER: La historia de la reducción de daños en Suiza es muy fuerte, porque los consumidores empiezan a tomar las plazas, en Zurich, en Berna, y empiezan a consumir ahí, por la propia persecución . Y en un momento el estado suizo, en cada cantón los va dejando. Dicen: "bueno, los dejamos". Los rodean de policías y los dejan consumir ahí. Y empieza a meterse gente muy valiente, trabajadores sociales, empiezan a hablarles y a darles jeringas descartables, para que no se contagien HIV y Hepatitis C, que ese era el principal problema. La política del HIV cambió la política de drogas, como también cambió la educación sexual. Es el mismo modelo. Nosotros tuvimos un debate en Argentina en 2006 sobre si se le podía dar o no preservativos a menores de edad. El problema es el mismo: la iglesia hoy dice que si nosotros despenalizamos el uso de las sustancias, estamos dando una mala señal a la juventud. Y cuando dábamos preservativos ellos decían lo mismo: "le estamos dando a la juventud de que puede tener relaciones sexuales". Y la verdad es que lo que estamos haciendo es protegerlos del HIV. Y creo que hay una madurez social en la que incluso gente conservadora dijo: "yo prefiero pelearme con mi hijo o enojarme y no que tenga HIV. ¿Qué voy a decir? No uses ningún tipo de profilaxis y bancatelá, si te da una enfermedad, te da una enfermedad".

"La iglesia católica, las comunidades terapéuticas, el lobby de armas, Eduardo Amadeo (del que hoy tanto hablamos sobre el negacionismo), él junto con las Madres del Paco son los que frenaron la despenalización. Hay todo un lobby de la DEA que es muy claro".


OC: Vos decís que la policía acá llena los tribunales de perjiles y eso es parte del negocio, porque mantenés los tribunales ocupado con causas que no terminan en la nada, que mantienen a la burocracia judicial entretenida, mientras la policía tapa su propia participación en el tráfico.

ER: Yo hay algo que descubrí cuando fui a investigar sobre el plebiscito que se hizo en Colorado por la despenalización. Y yo pregunté quién había puesto plata para el "NO". Y el sindicaro de penitenciarios y la policía habían puesto plata para que no se regulara. Hay un interés directo de las policías de todo el mundo, porque todas las policías del mundo están metidas. Y por supuesto que si vos metés presos perejiles, no te investigás a vos mismo. La policía nunca se va a investigar a sí misma.

Willy Villalobos: Hay un dicho que se basa en lo que les pasó a muchos, según el cual el comisario te dice "arreglá conmigo, que los jueces son más caros".

ER: Claro. Y un consejo es que si te agarran en la calle, tratá de arreglar con el policía de ahí, porque si te llevan, tenés que arreglar con todos los policías de la comisaría. El fiscal Delgado hace un trabajo sobre lo que le traen en su turno. Y siempre le traen chicos pobres, laburantes, que los agarran cerca de las estaciones de trenes y antes de ir a sus casas se fuman un porro con los amigos. Ese es el típico perfil que persigue la policía, lo que permite no solo la prionalización, sino la tortura, el castigo, es muy fácil plantar pruebas, el control social. Y además es un negocio de la policía. Sigo insistiendo en que, más allá de que despenalicemos, hay que regular. Hay que despenalizar la tenencia de todas las sustancias, porque uno que fuma marihuana no es mejor que otro que fuma pasta base. Acá lo que estamos diciendo es que no hay que castigar al que se hace daño a uno mismo. Y no lo digo yo: lo dice la Corte Suprema, lo dijo en 2009 en un fallo unánime. El kirchnerismo en 2012 no logró meter el tema. La iglesia católica, las comunidades terapéuticas, el lobby de armas, Eduardo Amadeo (del que hoy tanto hablamos sobre el negacionismo), él junto con las Madres del Paco son los que frenaron la despenalización. Hay todo un lobby de la DEA que es muy claro.



OC: ¿Y ahí los curas villeros cómo juegan?

ER: Muy mal y muy en contra. Tergiversando todo el tiempo lo que está pasando. El padre Pepe ha sido uno de los elementos más eficaces contra la despenalización. Previo al debate en 2012 sacó dos columnas, una en La Nación y otra en Tiempo Argentino. Hagan el ejercicio de leer las dos: la que sacó en Tiempo Argentino es más cercana al que quiere la despenalización con un discurso totalmente inentendible: "no hay que criminalizar pero no se puede despenalizar porque es un mal mensaje a los jóvenes". Pero ¡si no despenalizamos, criminalizamos! "No, no hay que criminalizar". Entonces despenalicemos. "No, es un mal mensaje". Al final él termina siendo funcional a la persecución de estos chicos, a la prisionalización. Y es la primera persona que te dice que hay que internar en las granjas a todas las personas que consumen: lugares donde los chicos son torturados, no son atendidos, donde las obras sociales sí te cubren. Vos fijate lo que pasa en nuestro país: el alcoholismo y el tabaquismo no están dentro del plan médico obligatorio. Si vos te querés tratar contra el tabaquismo, que es una de las adicciones que todos tenemos, te tenés que pagar el tratamiento y hace un año te salía mil pesos por mes, no sé cuánto estará hoy. Hay un negocio enorme donde comunidades, áreas de seguridad, policía coinciden en mantener este status quo. Y la iglesia. Lo del Papa Francisco tal vez sea lo más grave, porque él cuando viajó a Brasil, el primer viaje que hace como Papa, dice que está en contra de lo que está haciendo Uruguay y que está en contra de la sustitución de sustancias, que ha salvado miles y miles de vidas en el mundo. Y el Papa está en contra de algo tan humano y tan necesario como la metadona. Lo de la iglesia es preocupante no solamente en esto: en el aborto, en la eutanasia, en muchos temas. Pero terminan siendo cómplices de la policía por la que también ellos dicen estar preocupados. Lo de los curas villeros es preocupante, es hipócrita, es peligroso.

OC: Y además se presta para darle una pátina de humanismo a este mismo lobby que mantiene la prohibición para mantener el negocio del narcotráfico.

ER: Es que ellos están en los barrios. Como dicen "estamos en los barrios". La política les dio un espacio que no ocupó el estado. Nosotros necesitamos atención profesional en los barrios, no curas. Yo necesito curarme, no con una biblia en la mano. Si alguien quiere elegir una cura espiritual, que la elija, pero no podemos financiar desde el estado una cura espiritual. Eso me parece no solo peligrosísimo sino ilegal, es como volver a tener escuelas con enseñanza religiosa obligatoria. Ocuparon un lugar que el estado no ha ocupado, como lo ocuparon también las granjas, porque el estado terceriza, les paga a las granjas mucha plata, porque un chico en una granja o cobran 15 mil pesos y ahí lo torturan y lo dejan meses y meses, por más buena que sea la granja. No puede ser que si vos tenés un problema de adicción tenés que irte a 500 km de tu casa, mientras que si tenés un problema de riñones o de diabetes, tenés que ir a la esquina. ¿Por qué? ¿Soy menos paciente que otros pacientes?



La conversación es mucho más abarcadora e incluye aspectos que esta transcripción no reproduce: las experiencias de políticas de drogas no prohibicionistas para no favorecer el narcotráfico, no alimentar una burocracia judicial inoperante y no violar los derechos humanos. Para escuchar todo el programa, en el que también hablamos de la interna peronista y el kirchnerismo, pueden descargarlo clickeando acá.