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martes, 16 de mayo de 2017

Lo personal y lo político, diez años después


En 2007 este blog no existía. El país estaba presidido por Néstor Kirchner, en su último año de gobierno. El festival de cine de Mar del Plata estaba dirigido por Miguel Pereira. En la competencia latinoamericana, la película M, de Nicolás Prividera, ganó el premio Ernesto "Che” Guevara. El jurado de esa competencia estaba integrado por Teresa Toledo Cabrera, Carlos Diegues, Alberto "Chicho" Durant, Victor Gaviria y Federico León.

El kirchnerismo ya hacía 4 años había iniciado su política de impulso a los juicios contra el terrorismo de estado.

El genocida Jorge Rafael Vídela tenía una condena firme a reclusión perpetua por la llamada "Causa 13" de 1985 durante la presidencia de Alfonsín, que reunía distintos crímenes ocurridos en la dictadura. Sin embargo, había sido indultado en 1990 por el presidente Menem. En 1996 se abrió la causa que planteaba que el robo de bebés era un plan sistemático organizado que debía ser tratado como un crimen de lesa humanidad y por lo tanto no podía prescribir. En 1998, el entonces juez federal de San Isidro Roberto Marquevich abrió la primera investigación en una causa donde se investigaba el destino de un bebé nacido en cautiverio y dispuso la detención de Videla. Pero al mes siguiente, el jefe del terrorismo de estado volvió a su casa, gracias al beneficio de la prisión domiciliaria, bajo la excusa de que el genocida ya tenía más de 70 años. Tenía prohibida la salida de su departamento del quinto piso de la avenida Cabildo, en el barrio de Belgrano. A pesar de esa prohibición, hay testimonios fotográficos que prueban que el militar asesino paseaba tranquilamente por la calle, burlando la disposición judicial. 

Desde 2003, se habían reabierto las investigaciones de los crímenes de la dictadura, luego de haber sido derogadas por el Congreso las leyes de Obediencia Debida y Punto Final dictadas por el gobierno de Alfonsín. La derogación legislativa se logró gracias a un proyecto de la entonces diputada Patricia Walsh. Una decena de causas empezaron a incluir entre los imputados el nombre de Videla.

El diario La Nación, dirigido por Bartolomé Mitre, reclamó sistemáticamente desde entonces hasta la actualidad el cese de la persecución a los genocidas.

Jorge Mario Bergoglio fue arzobispo de Buenos Aires desde 1998 hasta 2013, Cardenal desde 21 de febrero de 2001 y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina del 2005 al 2011. Durante todos esos años no cesó de reclamar la necesidad de un proceso de "reconciliación nacional", que en los hechos implicaba el punto final de los juicios a genocidas, a pesar de que los responsables del terrorismo de estado nunca manifestaron su arrepentimiento, no pidieron perdón a sus víctimas y no dieron ninguna información sobre el destino de los desaparecidos y los niños nacidos en cautiverio.

El 25 de mayo de 2004 Néstor Kirchner, desde el predio que durante la dictadura había ocupado la ESMA, fue el primer presidente que en carácter de tal pidió perdón a las víctimas del terrorismo de estado. Kirchner además ordenó al entonces jefe del ejército que descolgara el cuadro de Videla que 21 años después del fin de la dictadura seguía colgado en el Colegio Militar.

En 2008, el poder judicial dispuso, en una causa por robo de bebes apropiados, que cesara el beneficio de la prisión domiciliara al dictador y ordenó mandar a Videla a la Unidad 34 de Campo de Mayo, donde se recluían los infractores al código de justicia militar. La organizaciones de derechos humanos reclamaron que el jefe del terrorismo de estado fuera a parar a una cárcel común. 

En julio de 2010, por disposición del Servicio Penitenciario! Videla fue enviado a la cárcel común de Marcos Paz donde quedó alojado en un pabellón destinado a presos por crímenes de lesa humanidad.


En agosto de 2010 la Corte Suprema de Justicia determinó que los indultos recibidos durante la presidencia de Menem eran anticonstitucionales y dejó así firme la condena por la llamada "Causa 13". 

El blog de misceláneas La Lectora Provisoria, editado por el árbitro de fútbol Quintín y su señora esposa Flavia de la Fuente comenzó por entonces una indignada campaña considerando a Videla una víctima de la persecución política del kirchnerimo. En ese mismo blog se hizo habitual el planteo de que el número de víctimas del terrorismo de estado era muy menor a 30 mil, consigna que años más tarde levantó el régimen macrista en su política negacionista.

En diciembre de 2010 Videla fue condenado por el fusilamiento de 31 presos políticos en la Unidad Penitenciaria 1 de Córdoba durante la dictadura. En 2013 el Tribunal Oral Federal 6 lo condenó por planear y ejecutar un plan sistemático de robo de bebés nacidos en cautiverio, miemtras sus madres "desaparecieron" secuestradas por el estado. Videla ocultó el destino de esos bebés apropiados. El tribunal le dictó una pena de 50 años de prisión y unificó las sentencias anteriores en una pena única de reclusión perpetua.

El 17 de mayo de 2013 el jefe máximo del terrorismo de estado argentino murió en una cárcel común. Tenía aún varios procesos pendientes que quedaron impunes gracias a las dilaciones que el propio estado argentino propició hasta que durante el gobierno kirchnerista se cesó por primera vez con la complicidad con los terroristas de estado.

En febrero de 2008 empezó a editarse este blog. En esos primeros días, el blog contaba la visita de 40 lectores diarios. En el mes de abril reciente, el blog La otra llegó a las 300 mil visitas mesuales.

Pocas semanas después del inicio de este blog, la oligarquía terrateniente empezó una feroz campaña desestabilizadora contra la Presidenta Cristina Fernández. Durante cuatro meses la oligarquía nucleada en la mesa de enlace cortó las rutas del país, desabasteció las ciudades, retuvo el producto de sus cosechas para dañar la economía del país e intentó una salida anticipada de Cristina, con una intensa campaña coordinada desde los medios de comunicación más poderosos. Es que el gobierno de Cristina tomó la iniciativa de aplicar mayores retenciones a la renta agraria, afectando así ya no solo a los ejecutores militares sino a los beneficiarios de las políticas económicas de la dictadura, los jefes civiles del terrorismo de estado.

En esos años de acoso de las clases dominantes contra el gobierno democrático de Cristina, creció una generación militante que vino a sumar a los reclamos de juicio y castigo a los dictadores una disputa de política económica sobre la distribución de la renta nacional. Se ajustaban las cuentas así no solo con los crímenes cometidos por la dictadura, sino también con la estructura económica desigual que ese período diseñó y que los gobiernos civiles desde 1983 acentuaron. Pese a las injurias, corridas cambiarias y campañas de acción psicológica, Cristina pudo completar su presidencia hasta el último día de mandato. Varios organismos de derechos humanos entendieron que el proceso judicial a los criminales de Lesa Humanidad era la precondición para poder cuestionar la desigualdad social y la dependencia económica  que la dictadura instauró. 

Asumido el poder por parte del ingeniero macri, comenzó un crescendo para desandar todas estas políticas. Este procesó llegó a un punto de inflexión cuando la nueva corte, bajo la instigación del juez Rosenkranz, delegado de Clarín en la cúspide del poder judicial, otorgó hace dos semanas la reducción de la pena a uno de los terroristas de estado, por un crimen imprescriptible. Esa sentencia abre la posibilidad de que otros peligrosos agentes estatales que hoy están en prisión por sus asesinatos durante la dictadura recobren la libertad. Es también una señal para que los actuales miembros de la fuerzas de seguridad sientan que tienen un permiso social para volver a participar de un plan represivo y quedar impunes.

La impresionante movilización social del 10/5 de los organismos de derechos humanos, apoyados por partidos políticos, sindicalistas, artistas e intelectuales, en repudio contra este nuevo intento de impunidad de los terroristas de estado, logró que el intento, patrocinado por la Iglesia Católica, quedara por el momento en suspenso.

Diez años después de la aparición de esta nota en revista La otra sobre M -que la vincula con dos películas estéticamente y políticamente muy diferentes, Tarnation (Jonathan Caouette) y Fotografías (Andrés DiTella), - creo que puede leerse no sin interés, por la manera como quedan articuladas cuestiones estéticas, éticas y políticas. Ahora que el blog tiene mucho mayor alcance que la revista en la que fue originalmente publicada, la nota queda disponible para más cantidad de lectores. 

Para poder leer el texto en su tamaño originar, se recomienda clickear sobre las imágenes. Al final de la crítica, incluyo una discusión con Prividera tal como salió en ese mismo número de revista La otra.




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