todos estamos igual

domingo, 30 de agosto de 2015

Heidegger en el aire

Hoy a la medianoche en La otra.-radio. FM La Tribu. 88,7. Online: acá o acá 


Todo preguntar esencial de la filosofía permanece necesariamente inactual. Y eso es así o bien porque la filosofía se proyecta mucho más allá de su momento correspondiente o bien porque reanuda el presente con lo que había sido anteriormente y en el origen. El filosofar siempre será un saber que no sólo no puede ajustarse al tiempo actual sino que, al contrario, somete el tiempo a sus criterios.

La filosofía es esencialmente inactual por pertenecer a esos escasos asuntos cuyo destino siempre será el no poder encontrar una resonancia inmediata en su momento correspondiente y no poder hacerlo siquiera nunca lícitamente. Cuando aparentemente ocurre algo semejante, cuando la filosofía se convierte en una moda, entonces o bien no se trata realmente de filosofía o bien ésta se desgastará en una interpretación errónea en función de necesidades del momento y de cualquier clase de intenciones que le son extrañas.

Por eso, la filosofía tampoco es un saber que se pueda aprender inmediatamente, como los conocimientos artesanales y técnicos; un saber que se pueda aplicar inmediatamente como los conocimientos económicos y en general profesionales, que pueda calcularse en cada caso su utilidad.

Pero, de pronto, lo inútil puede llegar a convertirse a pesar de todo en un poder. Lo que no conoce una resonancia inmediata en la cotidianidad puede estar en la más íntima armonía con el acontecer auténtico de la historia de un pueblo. Incluso puede constituir su voz anticipatoria o presonancia. Lo inactual tendrá su propio tiempo. Eso vale para la filosofía.

Por este motivo tampoco puede determinarse cuál es su tarea en sí misma y en general y lo que por ende debe exigírsele. Cada paso y cada comienzo de su despliegue lleva en sí mismo su propia ley.


(...) Cuando se haya conquistado técnicamente y explotado económicamente hasta el último rincón del planeta, cuando cualquier acontecimiento en cualquier lugar se haya vuelto accesible con la rapidez que se desee, cuando se pueda asistir simultáneamente a un atentado contra el rey de Francia y un concierto sinfónico en Tokio, cuando el tiempo ya solo equivalga a velocidad, instantaneidad y simultaneidad y el tiempo en tanto historia haya desaparecido, cuando las cifras de millones en asambleas populares se tengan por un triunfo... entonces, todavía entonces, como un fantasma que se proyecta más allá de todas esta quimeras, se extenderá la pregunta: ¿para qué?, ¿hacia dónde?, ¿y luego qué?

(Martin Heidegger, Introducción a la metafísica, 1)

1 comentario:

julieta eme dijo...

increíble el último párrafo. y además es así... es exactamente así...