viernes, 16 de agosto de 2013

El monstruo y los pigmeos



Se despertó el monstruo: el único líder político argentino reacciona como tal, no como un producto de  estudios de marketing.



Que todos estén comentando lo que Cristina dijo reafirma su centralidad: sigue siendo el ordenador de la política argentina:

...dejó perfectamente en claro que no cuenten con ella para hacer el trabajo sucio que algunos reclaman para "ordenar" la economía de acá al 2015: metas de inflación, cepo salarial, ajuste, endeudamiento, tarifazos.

"Porque ahí además de un claro límite político (incluso al interior del propio oficialismo) hay una puerta abierta para forzar el debate en serio (como bien pidió la propia Cristina), para que algunos se saquen la careta y digan lo que verdaderamente harían si fueran gobierno". (Completo acá).

Cristina comete errores y defectos que todos podemos señalar. Pero sigue siendo el jugador que desequilibra el partido.

La fuerza de su discurso no es producto de una asesoría de imagen o de clases de retórica: es la fuerza de su posición política. A esta altura que nadie sueñe con doblegarla ni con imponerle una agenda. ¿No la conocen desde hace décadas?

La pueden derrotar en elecciones. En esta democracia eso es posible, como está sobradamente demostrado. Si no se la llevaron puesta hasta ahora, es porque no acertaban con ninguna táctica. Ahora simplemente pueden ganarle una elección porque gobernar la Argentina desgasta. Y el mito de la dictadura K se cae a pedazos. Bastó con que encontraran un candidato con apariencia de "novedad", cosa que no habían logrado por años.

De haber sacado el FPV unos puntos más, los otros habrían denunciado fraude. La democracia solo funciona cuando ellos ganan.

Cristina puede equivocar la táctica, como tantas veces lo hizo ella y también Néstor antes tantas veces. Pero la marca que está dejando en la política argentina ahí quedará.´Por años todos giraron en torno a ella. (Cuando su presidencia termine, es probable que la psiquis de algunos antiK obsesionados se desmorone en su propio abismo: tanto dependieron de ella).

Por eso me parece tan patético el entusiasmo pueril de los massistas-K-arrepentidos. Ellos sí que entraron en un precoz ocaso, aunque sean jóvenes. Es cómico ver a estos muchachones entusiasmados por una ventaja coyuntural, que se extinguiría ni bien Massa tuviera ocasión de gobernar.

Massa puede ser un instrumento del daño que la derecha encuentra después de tanto tiempo de no dar pie con bola. Pero es un tipo gris. Su obsolescencia está programada.

En ese sentido, es mucho más sensato el júbilo que por estos días sienten los antiK furiosos, que se conforman con cualquiera que venza en las urnas al kirchnerismo. Cualquiera. Pero hacerse entusiasta militante de un proyecto cualquierista...

Massa, en caso de tener éxito en octubre, sería la restauración de la Argentina normal: es decir la de los políticos dóciles al poder de facto.

El mejor de los escenarios le tendría reservado un papel muy subalterno.

1 comentario:

Carlos G. dijo...

"(Cuando su presidencia termine, es probable que la psiquis de algunos antiK obsesionados se desmorone en su propio abismo: tanto dependieron de ella)".

Y, dependiendo de las circunstancias de la sucesión, ni te cuento el horrible vacío que puede llegar a quedar dentro mío.
(Una muestra ya la experimenté el 27 de octubre de hace 3 años)