miércoles, 25 de julio de 2012

La caída del murciélago

por Carmen Cuervo

“¿Cómo pudo pasar esto? ¿Por qué un hombre como vos se vio llevado por sus demonios tan lejos, a tanta profundidad? Una pregunta absurda sobre todo viniendo de mí. Sé mejor que nadie lo que puede retroceder un alma y destrozar una mente. Lo que arrastra a los hombres hacia la oscuridad.” (Batman: Dos caras, crimen y castigo)

Bruce Wayne es un hombre disfrazado de murciélago, con una capucha que le cubre hasta la mitad del rostro, con endijas en los ojos, orejas y barbilla puntiagudas. El traje es una enorme capa azul o gris con terminaciones triangulares. En el pecho brilla la insignia de un murciélago. Batman es un hombre oscuro con un cinturón amarillo y una cuerda para colgarse y andar por los aires.

¿Por qué un murciélago? En la historia se repetirá una y otra vez la escena nocturna de un murciélago que rompe los cristales de la ventana de una habitación. Batman, que así se llama el hombre disfrazado, será un caballero destinado a una cruzada contra el delito y el mal. En 1939 nació un comic que narraba sus aventuras pero también empezó a desarrollarse un ícono que se fue construyendo durante más de 70 años en una gran variedad de historietas, series animadas, series televisivas y películas. Junto con Batman apareció también una comunidad de fanáticos lectores y coleccionistas que alimentaron la leyenda.

Batman no es un personaje que tenga un autor anónimo, pero se presenta como una creación colectiva. Si bien fue creado por un guionista y un dibujante, su imagen actual es el producto de la imaginación de un conjunto de guionistas, dibujantes, coloristas, directores de cine, diseñadores y actores que a lo largo de las décadas fueron conformando la identidad del encapuchado. Esta identidad es tan poderosa como frágil, ya que es el resultado de diferencias, cambios, contradicciones, avances y retrocesos.

De niño, Bruce presenció el asesinato de sus padres cometido por un criminal. Entonces emepezó su lucha contra el mal y su trasformación. Desde ese momento sólo fue cuestión de esperar a que otros engendros empezaran a salir a la luz. Con su propia aparición, el murciélago propició involuntariamente el surgimiento de los criminales más despiadados y letales. Todos ellos habitaron las calles de Ciudad Gótica, una ciudad caracterizada por su estupidez y su locura, su luces y sus sombras, sus górgolas y sus ángeles góticos. Es sangrienta y oscura, poblada de criminales y de vicios. Allí se hacen los más oscuros negocios que producen inmensas ganancias y todos los criminales luchan por tomar el control. Los políticos, los policías y los jueces son corruptos y los habitantes comunes se han convertido en víctimas del delito, y luego en oscuros buscadores de venganza y justicia por mano propia.

En los 60 se puso de moda un libro de Werttham llamado La seducción del inocente, en el que se exponía la tesis de que el comic de Batman seducía a los niños inocentes que luego imitaban los delitos cometidos en la historia. Más allá de aquel libro, parece cierto que los lectores fueron seducidos por Batman, por la forma de sus trazos y sobre todo por sus colores y su imagen plana, sin perspectivas, que lo muestran realizando figuras de artes marciales, como si estuviera danzando. Los lectores fueron arrastrados por el placer, sin prestar atención a la violencia o las implicancias ideológicas de la historia. Yo misma debo reconocer que recién mirando las películas advertí el alto nivel de violencia de Batman; también en ese momento descubrí la oscuridad de un personaje que se me había perdido en el colorido de las páginas de la historieta.

La historia de Robin es una muestra de la lábil identidad de los personajes. Según sus creadores, el niño maravilla fue inspirado en Robin Hood. Se dice que su aparición fue producto del intento de seducir con su juventud al público infantil. Su disfraz copia la figura de otro animal, un pájaro de pecho rojo. Su traje es colorido, en contraposición con el de Batman. Es un uniforme rojo con botas y guantes negros o verdes, una capa negra por fuera y amarilla por dentro, con una R en el pecho. Pero el que asume la identidad de Robin no es siempre el mismo personaje, aunque siempre se trate de un joven huérfano que ha sufrido la pérdida de sus padres, también asesinados por delincuentes. El primer Robin era Dick Grayson, el hijo de unos acróbatas de circo, un equilibrista que demostraba su agilidad y gracia en el combate del delito (Detective Comics 38, abril 1939, La leyenda y la historia 5, El círculo mortal). El segundo Robin se llamaba Joson Tood. Su guionista, Jim Starlin (Una muerte en la familia, Batman 426,429, La historia y la leyenda 6-7), declaró su odio hacia el personaje. Este Robin había sido un niño de la calle y manifestaba una violencia que preocupaba al propio Batman. En el capítulo Batman, 423, en un episodsio confuso, Tood mata a un asesino arrojándolo por el balcón. Esta actitud desencadenó una polémica entre los lectores. Algunos se quejaron porque un defensor de la ley no podía cometer ese delito, aunque otros lectores alabaron su actitud. Ante esta reacción, el guionista anunció que dejaba el destino de Robin en manos de los lectores. Su vida pendía de un hilo y hubo una encuesta telefónica. Los lectores decidieron que debía morir y así fue, en manos del Guasón. Allí puede verse la trágica figura de Batman, sobre un fondo vacío sosteniendo el cuerpo muerto y deshilachado de Robin. Pocos meses después de su muerte, Robin resucitó. El último Robin fue Tim Drake, un joven con capacidades de detective y gran intelecto (1988). Se especula que este Robin se transformará alguna vez en el nuevo Batman.

La representación común del tiempo sufre alteraciones cuando uno se quiere introducir en la historia de Batman. Que la historia tenga 70 años hace que cada uno de los lectores entre en ella en circunstancias distintas. Yo, por ejemplo, conocí al encapuchado cuando era niña mirando la serie televisiva; otros lo habrán encontrado en las últimas películas. Cada uno se topó con un Batman distinto. La historieta fue creada en 1932 y esa versión primera sólo sus contemporáneos o los coleccionistas la han leído. Hace un par de años se editó en Argentina la colección de historietas creada a partir de los 80, donde Batman pasa a ser "el Caballero Oscuro". En esta colección se ordenaron y volvieron a contar y dibujar todas las historias que el murciélago desarrolló desde los años 30. Una capa de tiempo sobre otra. 

La vida de Batman se vuelve a contar, se reordena, se omiten partes, se rellenan los huecos que no han sido narrados. Entran en la historia personajes y sucesos que no deberían haber ingresado nunca. Más aún, algunos han ideado una historia alternativa de Batman que no tiene ningún efecto de continuidad temporal. Esta idea de tiempos sumados y aplastados origina un tipo de personaje nuevo: los hijos toman el lugar de sus padres, generaciones de padres transmiten sus destinos funestos a sus hijos. La familia traslada el pecado, el dolor y la muerte. 

“Pero el pasado no se cura. Nunca se cura, nunca muere. Las familias son veneno y ese veneno te devora todos los días y todos los años de tu miserable y patética vida” (Batman dos caras, crimen y castigo).

Quiero presentarles a mis dos archi-enemigos predilectos, aunque sepamos que estos personajes han sufrido transformaciones que impiden mostrarlos como identidades consolidadas. Pero, antes que nada, ellos son la contraparte perfecta de Batman, su única razón de ser.

En la década del 40, Gatubela era una joven prostituta, con pelo corto y negro, que aparecía rodeada por 10 felinos. Una joven enérgica que al ver a Batman vestido de murciélago decidió invertir todo su dinero en un disfraz para convertirse en ladrona. El disfraz tenía una capucha gris de la que sólo asoman sus ojos. Gatúbela tiene bigotes, un traje ajustado marrón o negro, con cola y guantes con garras. Aunque en su primera aparición fuera confundida con la ayudante de Batman, a lo largo del tiempo fue una de sus más terribles enemigas. Pero el destino de ambos estuvo siempre ligado por el amor y el odio.

El Guasón (the Joker) es un payaso de pelo verde, engominado, su cara es blanca, sus ojos desorbitados amarillos y verdes. Tiene una camisa amarilla con un moño verde, saco violeta y guantes verdes. Sonríe, pero tiene las encías y las cuencas de los ojos consumidas por el ácido, esas espantosas y coloridas partes de ojos y encía que vemos en primeros planos. El Guasón es un ex recluso de un hospital psiquiátrico y tiene un plan de extermino para Ciudad Gótica. Es sangriento y exhibicionista y sus acciones son reproducidas por miles de pantallas de TV. El ácido se convirtió una de sus armas favoritas. Los colores y la sonrisa del Guasón se repiten en cada una de las víctimas a la que asesina con su veneno. En un principio operaba solo, para destruir a la sociedad y especialmente a Batman. Después, lamentablemente, el Guasón se trasladó a Medio Oriente para hacer tratos con terroristas.

Hubo un momento en la historia en el que los personajes perdieron lo que los hacía particulares. El Guasón se parecía a un terrorista y Batman se convertía en el símbolo de la ley y el orden, un policía más. El murciélago había dejado de ser el caballero oscuro de la noche y yo me preguntaba cuál había sido la atracción que me había llevado alguna vez a escribir sobre el encapuchado.

Hace poco conocimos la saga llamada La caída del murciélago. La historia recuperó su atracción. Los dibujos son otra vez trágicos. Ciudad Gótica es invadida de nuevo por la locura, ya que todos los dementes asesinos son liberados para acabar con Batman. Bruce tiene conciencia de que la debacle es total. De todas formas, pelea enloquecido con todos sus enemigos a la vez, sin bajar los brazos, porque sabe que ese es su destino: 

"Voy corriendo hacia mi tumba pero ya muerto. No puedo descansar con todos los locos de Arkham sueltos. Ya hubo treinta asesinatos y todos fueron trabajo de los dementes menores. Acaba de empezar pero la tumba se me va acercando rápido y ahora... No hay descanso. Los malos no descansan y los que osan enfrentarse a ellos tampoco". (Batman, la historia y la leyenda,13)

"Sigo mal, el cansancio me ataca desde el primer movimiento. La energía se me acaba inmediatamente. Agotado antes de empezar. Al carajo la debilidad. A toda velocidad y adelante. El golpe sube por mi columna y explota en mi cerebro. Me mareo. Aguantá.

"El calor es insoportable. Mina mis última reservas de fuerzas. No me sobra nada de fuerza. Tengo que terminar antes de que se me acabe del todo. Antes de que Gótica arda.

"Estoy destrozado y chamuscado. Creo que tengo una costilla rota. No tengo fuerza. Nunca me había sentido tan débil, tan vil. Pero no estoy muerto". (Batman la historia y la leyenda, 14).

Mañana se estrena en Buenos Aires Batman: El Caballero de la Noche asciende, la tercera (y parece que última) de la saga que desde 2005 viene filmando Christopher Nolan. Veremos qué pasa.

(continuará)

1 comentario:

Lilián dijo...

Excelente artículo Carmen, me quedo con este párrafo que llamó mi atención: "esta idea de tiempos sumados y aplastados origina un tipo de personaje nuevo: los hijos toman el lugar de sus padres, generaciones de padres transmiten sus destinos funestos a sus hijos. La familia traslada el pecado, el dolor y la muerte. "
El caballero oscuro parece seguir la huella de la tragedia griega, la sangre pesa sobre las generaciones venideras.

saludos!