todos estamos igual

lunes, 7 de junio de 2010

Tengo que parar un poco

? (es una pregunta)


por oac

Fin de semana de locos. Todo empieza (para poner un comienzo) en la mañana del sábado cuando estoy soñando que es la tarde del sábado y estoy en La Tribu para hacer Patologías. Lo raro es que en la radio me doy cuenta de que es el día de la salida de La otra 23, que lo anuncié en el blog, en la radio y en facebook, y que de pronto me olvidé de todo y salí de casa sin saber si la revista salió de la imprenta. Entonces empiezo a llamar a casa, lo intento muchas veces pero no acierto a marcar el número correctamente. ¿Vendrá la gente a La Tribu y yo sin La otra?

Pero, viejo y querido Descartes, no estoy en La Tribu, estoy en mi cama, soñando que estoy en La Tribu. No me olvidé de La otra. Me vienen a despertar y me traen La otra 23. Momento de vértigo, la primera mirada, para ver si no falta nada, si las tapas están bien, si no hay saltos de páginas, si las notas terminan. Uff... parece que está todo. (Después en la segunda revisada veo que en la página 2, lo primero que se lee es: "Año VII / Número 23 / Verano 2010". Y bueno, nobody's perfect). Lo importante es que sea sanita. Y las tapas quedaron tan lindas, tan buenas fotos, tan buen diseño de Luciano, tan bien impresas.

Me levanto de un salto, son las tres de la tarde y mi día ha empezado: hay que anunciar la llegada en el blog, en facebook, hay que empezar a llamar a los distribuidores, citarlos en diferentes horarios y en distintos puntos de la ciudad de acá al lunes, para que ese día empiece a llegar La otra a los kioscos. Después del blog, de facebook y del celular, llega la hora del desayuno. Vamos a La Tribu, hoy hay película, hay programa, hay presentación de la revista. Voy cargado con kilos de La otra. Casi sin fuerzas, antes de morir, alcanzo a darle un ejemplar a Eduardo Benitez, otro a Gonzalo Aloras.

Después entramos al estudio y está Maxi con Juan Diego Incardona. Han estado haciendo una nota a la que nos incorporamos Gonzalo y yo. Maxi me pregunta en el aire por la revista y nos ponemos a ojearla todos juntos. Incardona no habla, abre la revista en distintas páginas. Pasamos música de Cerati, Gonzalo explica cuál es para él la máxima virtud artística de Gustavo. Se está por terminar el programa e Incardona pide la palabra para lanzar un inmenso piropo hacia nuestra revista, que me hace sonrojar. Es el primer lector de este nuevo número y en unos pocos minutos se forma un concepto que, no sólo a mí, sino a todos los que hacemos la revista (Carmen, Gonzalo, Maxi entre los ahí presentes), nos acaricia el alma. Esto significa: la revista ya no está encerrada en mi compu, ya llegó al mundo.


Litto en La otra 23: foto de Nicolás Villalobos

Pero habrá que preparar la proyección, acomodar las mesas y las sillas del bar de La Tribu (Incardona ayuda), calibrar el proyector, perfumar el ambiente, fotocopiar los programas, chequear el audio, poner las revistas a la vista, todo eso antes de que la gente llegue.

La gente llega, en buen número, reencuentros varios. Se arma un círculo alrededor de la mesa donde etsá exhibida La otra. Pongo el spot de La otra 22, con música de Cat Power (no hicimos a tiempo de hacer spot de la 23, todavía). Sin anunciarlo, proyecto el corto Emerald de Apichatpong. Casi nadie le presta atención, algún curioso pregunta qué es eso. Me encanta hacer estas cosas.

Empieza la proyección, ha venido Martha Silva, lo que ya es todo un acontecimiento. Y ahí ya es sólo entregarse confiado al encanto de Un fantasma en el Paraíso. De Palma cumple, Paul Williams dignifica. Me encanta volver a ver en pantalla grande la película después de tanto tiempo. Su gracia está intacta y hasta me parece que es mejor que antes. Un gol de media cancha, como dice Martha. El debate posterior está buenísimo. Incardona se despide, me dice que él tiene un espacio en el Centro Cultural que funciona en la ex Esma y que más adelante podríamos hacer algo allá. Lo haremos.


Phantom of the Paradise: visión del mal n° 2

Después viene el momento de distensión, la parrillada con amigos, vuelta a casa. Pero mi día no termina aún cuando el domingo empieza a clarear. Tengo que subir al blog el anuncio del programa de la noche. Vienen Franco Luciani y Dani Godfrid a tocar armónica y piano en vivo, viene Cholakián a hablar de Hamlet y la modernidad. Y cuando termino de subir la info al blog, vienen los diarios del domingo. No puedo irme a dormir si darles una ojeada. Desde hace unos meses los diarios traen muchas buenas noticias, incluso a su pesar. Algo ha cambiado, evidentemente.

A dormir. Me despiertan avisándome que está Livio, que viene a buscar las revistas que se encargará de distribuir por San Telmo, Avenida de Mayo y Retiro. Y hay que preparar las revistas para Abstrakta Font (que se encarga de hacerla llegar a Corrientes entre Uriburu y 9 de julio, nada menos). Y hay que hablar con La Tribu, para preguntar si en la radio hay un cable plug-plug para conectar el teclado, y después llamar al representante de Franco y Dani, confirmando que van a tocar en vivo. Al abrir el celular tengo un mensaje de Marco Berger que me dice que pasa por la radio a devolverme unas películas de Sokurov que le presté. Voy en taxi a lo de Abstrakta y... ¡no la encuentro! Dejo 250 revistas en la casa de sus padres, en el edificio de al lado.

Entonces paro un taxi y le digo que voy a Pompeya. El tachero me dice: a Pompeya no voy.

Paro otro taxi, vuelta a casa, son las nueve de la noche del domingo, es una hora especial de la ciudad, un momento de energía baja, casi todo el mundo está rascándose la panza, escuchando música, mirando tele sin ganas, pensando en la noche del sábado o en la mañana del lunes (o al menos así es como yo me los imagino). Yo estoy en hora pico: llego a casa con el tiempo justo para comer algo y embalar el teclado, llamar el remís, poner 120 revistas más que va a venir a buscar a La Tribu Agustín Mas, que las repartirá por los subtes. Me pregunto si hacía falta, el fin de semana de la salida de La otra 23, producir un programa tan complicado, con música en vivo y llevando mi propio teclado, si no podíamos haber zafado con bajo perfil, repasando las notas de la revista y poniendo la música que nos gusta. Pero no, la energía que despliega La otra no es algo voluntario, es una fuerza desencadenada y hay que dejarse llevar, simplemente.

On the radio: en la puerta está Marco, que me devuelve Confesión y Padre e hijo y me dice que le parecieron alucinantes. Me cuenta del próximo estreno de Plan B en el Malba, le digo de pasar Platero en La Tribu, me dice que acaba de terminar de filmar Ausente, me pregunta si quiero ver un primer corte, jeje.


Plan B: próximo estreno en el Malba

Llega Franco, está por terminar Revuelto Gramajo, el programa anterior. Y cuando termine tendremos apenas unos minutos para conectar el teclado a la consola, se nos viene la apertura encima, le digo a Carmen que haga entrar a Franco y a Dani. Nos acomodamos como podemos en la mesa, con semejante armatoste de teclado, sin tiempo para probar sonido. Estamos en el aire. Los pibes se enganchan tocando sobre el final del tema del cd con que abrimos el programa, Mariposita, de Aieta y Jiménez. El piano sale en mono, hay algo que ajustar, pero estos pibes son divinos, simpáticos, sencillos, nadie diría que son dos músicos geniales, que recorren el mundo y despiertan admiración en París, en Shangai, en no sé dónde más. Y ahora los tenemos a nuestra disposición. Se ponen a tocar una versión de Los ejes de mi carreta. La rompen. Son dos musicazos. Pero hay algo que me llama la atención: nunca estuve tan cerca de un armoniquista y acabo de observar azorado la manera de tocar de Franco. La distancia del instrumento al cuerpo no existe, la armónica se mete adentro del cuerpo del músico, Franco se la morfa, lo más cercano al canto, la respiración: es el cuerpo de Franco el que está sonando. Y algo más: los seis minutos y pico que dura la canción son un largo y apasionado beso que Luciani le da a su armónica. No hay otra manera de describirlo, no estoy haciendo una metáfora, es literal. El tema termina y quedamos pasmados, los de la cabina (Carmen, Sofi, Juan, Daniel Cholakián) aplauden entusiastas. Franco dice que en las radios no los dejan hacer temas tan largos, que tiene que negociar la duración, que tocame algo de tres minutos a lo sumo, y que le sorprende que acá eso no corra. Me pregunto si hay algo mejor que podamos hacer que dejarlos tocar, que hagan ellos solos el programa y que nosotros escuchemos. Me respondo que no, que no hay nada mejor. Y ellos con su magia llenan el aire de fantasmas de la canción, aparecen Atahualpa, el Polaco, Troilo, Hugo Díaz... ¡están todos alrededor nuestro!



Pero La otra.-radio está por terminarse (unos minutos después de la una del lunes). Y empieza Antojo, que da la casualidad que también lo hacemos nosotros. Salen Franco y Daniel, entra Daniel Cholakian al piano, pero no toca, pone sus papeles, Hamlet, Adorno y yo qué sé. Dice una frase: cuando se llevan los muertos, empieza la política. Se refiere al final de Hamlet. Yo le pregunto si esa frase se puede aplicar al actual momento de la Argentina, si vamos a empezar finalmente la política, una vez que hayamos saldado cuentas con nuestros muertos. Me dice Daniel que en los próximos tres meses se define todo, que hay tres cuestiones que resolver y en tres meses estará todo más claro: puede ser que ganemos 3-0, o 2-1 o que perdamos 0-3. Empate no hay. Le digo que conste en actas. Se termina el tiempo, digo que en La otra.-radio de las próximas semanas no hablaremos del mundial bajo ningún concepto. Pero Maxi me dice que sí, que el domingo que viene empieza la columna mundialista de media hora en La otra. Reviso mi férrea negativa. Habrá fútbol entonces en La otra.

Termina el programa, hay que llamar a un taxi y volver con el Ensonic que pesa una tonelada y media. Llego a casa. Me siento frente a la compu. Escribo este post.

13 comentarios:

Liliana dijo...

Contesto la pregunta:

Y...un poquito sí, pará. La Otra 23 ya está en la calle, y date tiempo para disfrutarla.

Pero no pares mucho: la intensidad, en este caso, también es alegría.

Otra: aunque pude escuchar un rato, la música de anoche me impactó. Y la descripción de lo sucedido entre el cuerpo y la armónica es decididamente poética.

Felicitaciones

Anna Fioravanti dijo...

Mi sugerencia es que parés un poco, Cuervo, no vaya a ser que se te convierta en realidad el sueño y te quedes sin poder hacer pie y más angustiado que el viejo y querido Descartes.
Igual, el desquicio no te impidió escribir un post dinámico y hermosamente descriptivo.
Coincido con Liliana en que cuando la intensidad es también alegría, hay que parar un ratito y seguir pa'adelante, nomás.
Besos.

Zampanó dijo...

Oscar, nobleza obliga, esa frase en relación con Hamlet pertenece a un texto de Eduardo Grüner.
Cuando me preguntaste sobre esta frase y la posibilidad de política en Argentina (y su anterior clausura, ver excelente nota en La Otra 23), cuando me iba de la radio, a cuatro o cinco cuadras, recordé que luego del duelo, cuando Fortimbrás entra al palacio, ordena sacar los cuerpos y exhibirlos durante 3 días, para luego darles sepultura.
¿Es que acaso nosotros estamos empezando a poder poner los cuerpos a la vista, para luego sepultarlos y finalmente abrir el tiempo de la política?

Abrazo, Daniel

Martha dijo...

Anoche escuché la última parte. Divinos.
En cuanto a lo que hacés...es ideal para mantenerse vivo. Si uno hace lo que le gusta está todo bien.
mi madre hubiera agregado: " Pero que se alimente como es debido y que al salir afuera se ponga un saquito"

Oscar Cuervo dijo...

Bueno amigos, me convencieron:
cierro el blog y el ciclo de cine por dos meses.
saludos!

Pablo Taskar dijo...

Oscar:

Aunque la pasión pueda explicar tu capacidad y energía para sostener tantos emprendimientos (radio, revista, blog,cineclub,¿olvido algo?) nunca está de más descansar un poco de la autoexigencia.

Bueno, también se dice que sarna con gusto no pica, así que no tengo ni idea de cómo se contesta esa afirmación y pregunta simultánea.

Sí sé algo: que la visita cotidiana al blog siempre me depara la satisfacción de leer algo inteligente y fresquísimo con lo que discutir; y que el flamante número 23 de la revista -acabo de comprarla- posee, respecto de algunos anteriores, el mayor índice de notas que me dan ganas de leer (y la alegría de haber participado en los apuntes herzoguianos).

Volviendo al punto, Fassbinder solía decir que ya iba a descansar cuando estuviera muerto. Por favor, Oscar, en esto no lo tomes de ejemplo.

Abrazo.

PD: Lamenté el sábado no haber podido compartir la proyección y el debate sobre Un Fantasma en el Paraíso (que seguirá en mis recuerdos indisolublemente ligado a las trasnoches setentistas del Cine Studio).

César dijo...

La edición summer/2010 de La Otra llegó a la Av. Paseo Colón, doy fe.

Anónimo dijo...

bueno, que se yo descansá entre semana.No veas tinelli, por ejemplo.je. y decime cuanto teimpo hay para escribir las muchas notas que quiero para lo Otra 24.
abrazo
ale
y cuidate del exceso de pasión. Pero no mucho.

Ariel dijo...

Si Cuervo, para con la merca un toque, pero igualmente tampoco es tanto lo que hiciste, pensá en la gente que se toma el 32 todos los días para ir hasta Pompeya u once desde Puente la Noria, hasta vaya saber que destino, todos los días desde las 5 a.m.(ida),8 p.m. de la noche(vuelta) o la que hace lo mismo con el 180 desde Villegas, o la que toma el Belgrano Sur, etc...todos los días, para luego ir a trabajar hombreando bolsas de cemento, así que lo tuyo no es tan grave.

Oscar Cuervo dijo...

Ariel:
lo mío no es grave, claro, releé el post y vas a ver que no se me ocurre quejarme. Estoy un poquito cansado pero no mucho. Y sobre todo, si prestás atención, vas a ver que en estos días encontré muchos motivos de regocijo que compensan con creces el esfuerzo. Lo que obtuve en estas 48 horas es algo que no se paga con oro, con euros, con merca ni con libras esterlinas.
Por eso la pregunta del tìtulo es un poquito mentirosa y la respuesta está en la canción.

pablot:
gracias! despuès nos encontramos para pasarte algún ejemplar más.
Ah, y en cuanto a los emprendimientos que mencionás, no olvides de que también trabajo, jejej.

Ramiro dijo...

Que intenso sos!

Ariel dijo...

es que pareces esas típicas minitas del Bafici, del San Martin, del Malba, que dicen: "hoy tuve un día a mil, primero clase de <> a las 10, luego fuí a portugués, luego almorzé un barrita de cereal con un aquarius, luego me fui para clase de actuación, después termine un tp de montaje, para después cursar en la Fuc...tuve un día Bernardita"

Oscar Cuervo dijo...

Ariel:
no parezco, SOY una de esas minitas, voy del Malba al San Martín y de ahì a la Fuc; y me cruzo durante el día con algunos tipos grossos que me transportan hasta el orgasmo. Y después reviso el blog y me encuentro con el comentario que deja algún gil. Pero es tan débil la molestia de ese gil que me olvido en seguida.