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miércoles, 16 de junio de 2010

Revueltas

Revista La otra 23



LA REVOLUCIÓN ELECTRÓNICA

La prensa clandestina es la única manera efectiva de contrarrestar un poder creciente y las técnica más sofisticadas usadas por los medios masivos del establishment para falsificar, falsear, tergiversar, desacreditar por suponer a priori ridículos o simplemente ignorar y negar la existencia de información, libros y descubrimientos que ellos consideran perjudiciales para el interés del establishment.

La prensa clandestina podría cumplir esta función de manera mucho más efectiva a través del uso de las técnicas de cut-up. Por ejemplo, preparen cut-ups de las declaraciones reaccionarias más espantosas que puedan encontrar y acompáñenlos con las fotos más espantosas. Denle ahora un tratamiento con ruido babeante, animal, y reprodúzcanlo con grabadores sobre aquel balbuceo. Introduzcan una página caótica en cada capítulo transcripto de un cut-up grabado de noticias, radio y TV. Propaguen las grabaciones de lo balbuceado antes que el periódico llegue al puesto de periódicos. Es una sensación extraña ver un encabezado que ha estado dando vueltas y vueltas en tu cabeza. La prensa clandestina podría agregar un balbuceo intervenido a sus anuncios publicitarios y proveer un servicio de publicidad único. Intervengan el producto con canciones pop, con anuncios publicitarios y jingles de otros productos y desvíen las ventas. El que dude de que estas técnicas funcionen lo único que tiene que hacer es ponerlas a prueba. Las técnicas aquí descritas son utilizadas por la CIA y agentes de otros países… (Fragmento del texto de William Burroughs publicado en revista La otra 23, ahora en los kioscos).




Burroughs: El veneno en la máquina humana

William S. Burroughs es una de las figuras más transgresoras de la literatura moderna, hasta el punto de resultar dudosa su condición de narrador en sentido estricto. No cabe duda de que se trata de un escritor, pero ahí acaban las certezas. La mayor parte de su obra podría considerarse como poesía en prosa, cuya intención no es tanto narrar como evocar atmósferas y estados psicológicos extremos. Burroughs demuele el lenguaje y lo recompone a su gusto, consciente de que se trata de un código a ser dinamitado y reprogramado, impidiendo su momificación: “Los recortes crean nuevas conexiones entre las imágenes, y el propio campo de asociación se expande. No podrías hacerlo por asociación libre, tu cerebro no podría abarcarlo. Tu mente no podría realizarlo pues sería como tener en la cabeza todas las posibilidades de un ajedrez. Los mecanismos de represión y selección están todos operando en contra tuya”.

Su estilo de escritura es eminentemente visual, por eso no es extraño que en su breve filmografía haya utilizado la técnica del cut-up, convencido de podría proporcionar una nueva dimensión al cine. En los cortos realizados junto al británico Antony Balch, traduce esta técnica a un método de montaje consistente en dividir el metraje en cuatro partes iguales, extirpar el primer minuto de cada parte y pegar los cuatro pedazos juntos, extirpar el segundo minuto y pegar los cuatro juntos, etc. Buscando el azar, paradójicamente, a través de la planificación, el resultado es un montaje orgánico y asociativo. Estricta aritmética y alucinación es la ecuación de estos psico-happenings, esbozos oníricos que intentan desmontar el sistema de dominación de las imágenes en la sociedad de consumo. (Fragmento de la nota de Eduardo Chinasky publicada en el número 23 de revista La otra).




El fantasma accidental: acerca de William S. Burroughs y su influencia en Cabaret Voltaire y la música industrial de fines de los 70

La música es muy importante. El mundo musulmán entero está prácticamente controlado por música. Cierta música se reproduce en determinados momentos, y la asociación musical es una de las más poderosas. John Cage y Earle Brown han llevado el método cut-up mucho más lejos en la música que lo que yo lo he hecho en la literatura.
William Burroughs, The Job

The Final Academy, un festival de tres días, tuvo lugar en Manchester entre el 29 de septiembre y el 2 de octubre de 1982, y contó con la presencia de William Burroughs, Brion Gysin, Psychic TV, Cabaret Voltaire, Last Few Days y 23 Skidoo. Según lo descrito por Genesis P-Orridge, líder de Throbbing Gristle y Psychic TV y uno de sus principales promotores:

"William, Brion y el poeta John Giorno utilizaron la palabra escrita porque en sus días era la escritura la forma más vital de propaganda. Luego avanzaron sobre las grabadoras de cinta e hicieron también películas con Anthony Balch. Siempre estaban tratando de aplicar a otros medios lo que habían descubierto a través de la escritura. Ahora existen grupos como Cabaret Voltaire, 23 Skidoo y Psychic TV que han continuado ese camino haciendo uso de cintas grabadas, cut-ups, sonidos y diálogos casuales, exactamente en la misma forma en que lo han leído, o al menos siendo inspirados por Burroughs y los libros de Gysin. Lo han introducido, además, en la cultura popular, en la música, que es actualmente el medio más vital". (Fragmento de la nota de Biba Kopf publicada en el número 23 de revista La otra).




EL ROCK AMBURGUESADO

Las bandas de rock en la actualidad se instalan en un cierto tipo de fenómeno alejado del hemisferio artístico y más ligado a lo ritual, similar a lo que sucede con las barras de fútbol y sus códigos, no necesariamente futbolísticos. Es tal la pauperización en las últimas dos décadas que la cultura rock intenta al menos no perder su valor congregacional, dejando a un lado por ahora en una especie de urgencia existencial el factor estético, musical o lírico. Se trataría simplemente de ser parte de algo grande. Se trata de formar y sentir una fuerza de esas cualidades. Y ya no de percibir fuerzas musicales de tal o cual calidad. Implosión o retroceso.

“La gente quiere porquerías!” responden menospreciándola al unísono, enfermos, cínicos y débiles, quienes tienen de algún modo contrato con este sistema y quieren sostenerlo. Tener contrato o vivir bajo una política del avestruz, lo cual significa casi lo mismo.

Nosotros decimos que si no se realiza al mismo tiempo un análisis, una crítica política y económica del sistema que opera y controla la época, es decir del modo de pensar, valorar y percibir socialmente, jamás daremos con soluciones prácticas para las inquietudes en las diversas disciplinas y malgastaremos muchas de las veces nuestras fuerzas, volviéndonos a encontrar ante callejones sin salida. Revisar el modo de pensar y vivir capitalista/socialista es más urgente que detenerse en la cultura rock, sus protagonistas y sus quehaceres, egos personales, avances tecnológicos, carreras individuales o modas pasajeras. El mercado como concepto muchas veces misterioso necesita ser constantemente analizado en su metamorfosis y en su relación con los movimientos sociales e individuales. Si todo es cuestión de mercado no podemos avanzar sin desmenuzar su concepto y su naturaleza. Aunque no contemos siempre con las herramientas para lograrlo, contamos con la desconfianza y con el no para separarnos de las opiniones y las informaciones dominantes. (Fragmento del texto de Gonzalo Aloras publicado en revista La otra 23, ahora en los kioscos).

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