todos estamos igual

lunes, 5 de abril de 2010

Kirchnerismo, desarrollismo y marxismo

A propósito de los debates sobre el tema de la inflación
que se generaron en diversos blogs y foros virtuales




por Werner Kerner

Para los economistas marxistas de la oposición, “Marcó del Pont viene a hacer el trabajo sucio del llamado 'desarrollismo', es decir, bajar los ingresos reales de la mayoría de la población (asalariados, jubilados y desocupados con asistencia social) a través de una mayor inflación. Las políticas de los “Fénix” implican necesariamente que un par de generaciones debe sacrificarse ante el Moloch anacrónico de “la industria”. Se imaginan un futuro lleno de obreros industriales “semicalificados” en nuevas factorías intensivas en mano de obra, y a ellos mismos formando parte de una nueva nomenclatura de expertos en un poder que no se comparte ni discute. No son nostálgicos. Son reaccionarios”, explica un blogger bajo el pseudónimo de Matías (en otro comment nos enteraremos que es un investigador becado en EEUU, especializado en marxismo).

Las intenciones de los gobernantes son menos interesantes que sus acciones. Sabemos que la inflación empobrece a la gran masa de la población, pero diferimos en el diagnóstico. El “desarrollismo” y el neo-keynesianismo vulgar cree que la inflación relativamente alta y persistente no tiene causas monetarias / fiscales. Según ellos, se trataría de “pujas distributivas”, de un problema estructural. Terminan confundiendo, una vez más, causas con consecuencias.

En cuanto al problema inflacionario Matías asegura que “No hace falta ser un ortodoxo monetarista para convencerse de que hay ciertos umbrales de gasto público y expansión monetaria (incluyendo dinero bancario) más allá de los cuales se desata la inflación. Esto no es sólo Milton Friedman, quien obviamente no puede no haber dicho algo sensato, mal que le pese al estatismo vulgar y autoritario.

Otro blogger desestima esta afirmación, y sostiene que ningún gobierno “desarrollista”, puede apoyarse en el empobrecimiento de la población: “A quien le venderían sus productos los empresarios, entonces?”.

Pero Matías insiste, haciendo historia, con que “No es cierto que se pierdan consumidores con una política inflacionaria. Mientras la expansión fiscal y monetaria “funciona”, la base de consumo se expande a expensas del ingreso individual de la población (he aquí el estímulo al crédito de consumo). Cuando se agota ese impulso (léase Argentina circa 2007-2008) se afianza el fenómeno ya en marcha de sustitución de bienes necesarios por bienes de lujo. Comienzan a engordar los sectores parasitarios, quienes no producen (léase banca y rentistas varios). Esto es Marx (Tomo 3), no es la escuela de Chicago. La brecha entre ricos y pobres se ensancha (evidencia a la vista) y los sectores medios comienzan a sentir las fuerzas centrífugas del abismo de la pobreza.”, en referencia a los efectos que causó en nuestro país la crisis financiera de las “subprimes” originada en los EEUU.

Aquí se le filtra el discurso tremendista de los textos marxistas de mediados del 1800:


Los límites internos del capitalismo argentino son evidentes. El ajuste es inevitable, más allá de la negación fanática de la élite en el poder y sus amanuenses. La expansión inflacionaria continuará, empobreciendo a las masas y enriqueciendo a unos pocos. Hasta que llegue la crisis, cuya gravedad es proporcional a los desbarajustes de la política económica. El gran desafío hacia adelante es encontrar fórmulas que minimicen los efectos sociales nocivos de corto y largo plazo.
"El gobierno quiere patear la pelota para adelante. La oposición apuesta a que los costos políticos los pague este gobierno. Esa es la discusión de fondo.


Sin embargo en otros comments se reconocen las ventajas del superávit en la Balanza del comercio exterior, a propósito de una pregunta que intentaba desnudar los planteos apocalípticos en relación al retiro de los fondos para el pago de los intereses de la deuda externa “en el contexto actual, la disminución de reservas puede conducir a una devaluación del peso, cuya magnitud y ritmo dependerá de la magnitud y ritmo de la demanda de dólares de los grandes actores y del nivel de reservas del BCRA. Por otro lado, la entrada de dólares “comerciales” repondrá los dólares de las reservas y mitigará esas fuerzas.”

En una nota firmada por el presidente de Apyme y CEEN, publicada en el Cash de Pagina 12, Francisco dos Reis se pregunta por que “cuando se encuesta a pequeños y medianos empresarios, éstos son conscientes de que con sus producciones no provocan la inflación. Entonces, si las Pymes no producen inflación y son un millón y medio de unidades productivas, y la Argentina tiene superávit fiscal, superávit comercial, y cuenta con reservas para frenar un ataque especulativo, ¿cuál es la razón del aumento de precios de la canasta básica de alimentos?”.

Y profundiza asegurando que “en el área industrial puntualmente, las Pymes no encuentran respuestas al aumento de los insumos que generan las grandes empresas formadoras de precios. Respecto de la canasta básica de alimentos, cuando empiezan los argumentos de todo tipo, forma, color y tenor, no hay nada que justifique que un producto alcance en muy poco tiempo un aumento del 60 o el 70 por ciento. Se trata de una expropiación del salario, que es la capacidad de consumo social de los sectores más vulnerables de la economía.”

Estos datos, nos brindan entonces la oportunidad de organizar el pensamiento:

1) La inflación es generada naturalmente por el crecimiento económico.

2) Las grandes empresas formadoras de precios, los aumentan sin una justificación funcional (o bien quieren ganar mas guiados por la avaricia o bien estan haciendo fuerza para debilitar al gobierno).

3) La explicación marxista de la crisis contiene la solución en su propio seno. Desde Keynes en adelante la teoría marxista es utilizada como receta del capitalismo para amorigerar el peso constante de la crisis inherente a un sistema que se basa en la maximización de las ganancias y el empobrecimiento de la población, y que cíclicamente se ve acorralado por la superproducción: mas de una vez las corporaciones se encuentran que han empobrecido tanto a los asalariados que se quedan sin consumidores.

4) Muchos economistas conocen la fábula de las profecías autocumplidas; era un secreto a voces que en Wall Street hacían correr la información falsa de que una empresa caía hasta que ésta efectivamente caía, debido al temor de los inversores que rápidamente se desprendían de sus bonos. Luego algún buitre se alzaba con la empresa por una módica suma, y así sucesivamente.

5) El desarrollismo sirve más bien como modelo explicativo que como pauta o pie de arranque de la economía real. Mas todavía, en un país que se asienta en una suerte de modelo agroexportador, inmerso en la era de los Estados Tributarios, sostenidos globalmente en lo que se denomina Capitalismo post-industrial orientado por economías del sector de los Servicios.

1 comentario:

Pepe Palermo dijo...

Si el estado en lugar de defender intereses privados, defendiera los de todos los ciudadanos (en este caso como trabajadores/consumidores) estaría cumpliendo de mejor manera con su papel. (no supe si ponerle signos de interrogación o dejarlo como afirmación)
No sé de “economía” así que sólo tengo preguntas:
¿Por qué no se establecen los “costos”?
¿Por qué en base a esos costos no se establecen los precios?
Costo = materia prima + mano de obra productiva + recursos invertidos.
Precio = costo + valor de la intermediación necesaria (traslado, puesta en venta).