todos estamos igual

domingo, 7 de febrero de 2010

Whole Lotta Shakin'

Sobre Vivir al límite


por oac

El ímpetu de la batalla es una potente y muy a menudo letal adicción, para algunos la Guerra es una droga”.

El cartel es lo primero que se lee en Vivir al límite (The Hurt Locker). Así queda expuesto el super-objetivo del guión. La pregunta es cómo hará Kathryn Bigelow para estirar a lo largo de 131 minutos la ilustración de lo que quedó dicho en los primeros diez segundos. Uno a esa altura de la película todavía no sabe que todo se limitará a ilustrar esa frase. Uno espera que haya otra cosa, inducido tal vez por una serie de premios y nominaciones que la película recibió en diversos festivales, así como por las críticas mayoritariamente elogiosas.

La respuesta se define de manera inequívoca en los primeros minutos: Bigelow apela a un "nerviosismo de cámara", con constantes sacudidas, correciones de zoom y cortes injustificados, con la sola finalidad de inyectar tensión de modo espurio; cuando estos sacudones espásticos no le resultan suficientes, agrega acordes musicales tensos. La referencia inmediata es el programa de tv Policías en Acción (o su equivalente en la tv norteamericana), pero en Irak. En lugar de la Bonaerense, acá están los desarmadores de bombas del ejército norteamericano. En lugar de pibes chorros, niños bomba. Se mueven por lugares llenos de escombros. La película no permite inferir que esos escombros han sido motivados por bombas norteamericanas. Las únicas bombas que se ven en el film las portan en sus cuerpos niños y adultos musulmanes. Los norteamericanos son valientes, parcos, algo toscos en su forma de comunicarse, pero en los momentos sentimentales muestran su nobleza y humanitarismo (la escena en que el comando yanqui abre el cadáver del niño bomba supera límites de bajeza conocidos). Para completar el panorama (atención D'espósito) el niño bomba es... ¡mantero! Vende dvds truchos. Una posterior incursión en el campo enemigo de parte de uno de estos humanitarios especialistas venidos de América del Norte a desarmar bombas nos sugerirá que el responsable intelectual de los niños bomba puede ser un universitario iraquí que habla tres idiomas. Así es la cosa: el eje del mal está claramente delineado por Hollywood: ideólogos del terrorismo, niños bomba y manteros que piratean películas.



Las sacudidas de cámara dan por resultado un efecto de confusión espacial permanente: la mayor parte del tiempo uno está tratando de ubicarse en el espacio dramático, de entender por dónde pasa la acción, de dónde vienen y adónde se dirigen los personajes. Esta es la principal y por momentos única fuente de tensión. Lo que casi siempre está sucediendo es que una bomba está a punto de explotar y que estos aguerridos especialistas la tratan de desactivar. El modelo está planteado en la primera escena y se va a repetir con ligeras variantes hasta la última, dos horas y once minutos después. Los personajes están delineados con trazos gruesos. Toscos pero hábiles pero nobles, los yanquis. Gritones, fanáticos religiosos y potencialmente explosivos los musulmanes. (Le encargo a mi amigo Daniel Cholakián que aporte alguna precisión acerca de la aparición del sujeto político iraquí en el cine, yo no encuentro nada más).

Algunos críticos han interpretado está ramplonería como un gesto radical: en estos casos no se habla de "epifanía" (aunque no se descarta que la palabreja pueda aparecer en las próximas semanas), sino de "fisicidad": como se trata de un encefalograma plano, de figuras sin matices, relieve ni lados oscuros, de un aplicado borramiento de marcas histórico-políticas en un ámbito (Irak invadido) saturado de política e intereses, se destaca la mera agitación de cámara como un gesto radical. Esa "fisicidad" descontextuada es cualquier cosa menos neutra. Hacia el final del film hay una pregunta que aparece en un diálogo entre los protagonistas: ¿por qué personas como nosotros estamos aquí? La respuesta de la directora no se hará esperar (en estos productos nada se hace nunca esperar: todas las dudas se evacuan): en la escena siguiente, el guerrero no soporta la vida de marido-que-tiene-que-buscar-una-lata-de-cereales-en-las-largas-góndolas-de-supermercado, extraña la adrenalina de los niños bomba. Eso es todo: los guerreros americanos están en Irak porque son gente especial.

Afortunadamente los Estados Unidos de América seguirán invadiendo países, de modo que la fábrica de sueños siempre tendrá nuevos ambientes exóticos para renovar el género guerrero.

13 comentarios:

Fernando dijo...

El pibe iraquí no sólo es "mantero", sino que además ofrece con naturalidad películas porno...

Anónimo dijo...

Función de la 1:20 en el abasto. De entrada tenía algo de sueño.
Contaba los días en cuenta regresiva de las misiones para calcular cuánto faltaba para el final. En varios momentos me quedaba semi dormida y me despertaba sobresaltada por un estruendo de bomba.
Coincido con la crítica de Oscar.
Dark.

julieta eme dijo...

"(la escena en que el comando yanqui abre el cadáver del niño bomba supera límites de bajeza conocidos)"

increíble...

ana fioravanti dijo...

Sí, los poderosos yanquis son especialistas no sólo en hacer añicos a los que ellos deciden que son el enemigo, sino también en amasar fortunas poniendo todos los medios comunicación masiva en marcha para que sean redituables incluso esos añicos.

liliana dijo...

Vengo de ver Los Resistentes (un muy buen documental sobre los derrotados...que resisten) y me encuentro con este post y sus comentarios.

Entre Avatar y Vivir al límite, me parece que este año me voy a perder los premios Oscar...Todo sea por mi salud mental.

liliana dijo...

Vamos, Néstor, todavía!!

Luis Enrique Arias dijo...

Yo había leído comentarios mas bien elogiosos y tenía ganas de ir a verla ...

Pienso ir de todos modos aunque leyendo la crítica y considerando el origen de la película no me extraña ni me cabe duda de que todo lo dicho sea cierto ...

Mañana la voy a ver ... luego comento ...

Luis Enrique Arias dijo...

Vengo de verla ... coincido con la reseña, cuando una película es una propaganda norteamericana bélica de modo directo me puede molestar, pero cuando el mismo nefasto mensaje pretende "disfrazarse" con métodos muy poco sutiles me da asco ...

Anónimo dijo...

Habrá que ir con Sabatella nomas. Se nos puso viejito.

Ariel dijo...

Bueno, ¿saben cómo se llama la próxima película de esta directora, ec de Cameron, director de "Avatar"?
Imaginen... es tan jodido que casi le da la razón a Lilita ("¡vienen por el agua!").
Se llama "Triple frontera", y, claro, será de guerra-acción y/o espionaje.

Oscar Cuervo dijo...

Oh, no! ¡¡¡Niños manteros paraguayos!!!

D'espósito: porfi, ¡volvamos al dvd!

Eduardo Chinaski dijo...

¿...y a esperar reseña altamente favorable de Vivir al Límite en El Amante por venir?

Oscar Cuervo dijo...

Esperá un poquito, Eduardo, que la muchachada de Noriega te puede dar una sorpresa...