todos estamos igual

jueves, 16 de abril de 2009

Prividera: "conmigo no confrontes más"; respuesta


Nicolàs Prividera dijo...

"Cuervo: alguien tuvo la deferencia de advertirme que en tu blog seguìs esparciendo no solo mala leche, sino mentiras. Lo primero es fiel a tu estilo, por lo que lo segundo no me extraña.
"Pero cualquiera que se tome el trabajo de ver los commnets en LLP podrà ver que fuiste vos quien entraste al post con los tapones de punta, diciendo que la nota era de un "stalinismo rancio".
"Yo simplemente te contestè, y terminè con la frse: gracias por las lecciones de cine y stalinismo, sos el mejor ejemplo", en referencia a ese comentario abyecto.
"Y jamàs podrìa decir que sos deleuziano (a lo sumo leiste mucho a Heidegger y te pegò mal). Lo que dije es que la nota se ocupaba de pensar si la concentraciòn en lo "molecular" no nos dejaba ver que se habìa constituido una nueva formaciòn "molar", en terminos de vulgata deleuziana, de la que seguramente nos podrìas dar càtedra (por tus probados estudios, no por tus dudosas convicciones).
No podrìas ser deleuziano ni stalinista (aunque ambas cosas juntas no son imposibles: hace poco se hizo publico que en ls escuelas militares se enseña "El Anti-Edipo"...)No te da el pinè para ninguna de las dos cosas.
Asì que opina todo lo que quieras (si es posible usa la sutileza que usaste en la nota, y no muestres la hiolacha como cuando fui a tu programa de radio), pero conmigo no confrontes mas, visto que te parece tan mal lo que pienso, etc. Con leer lo que escribo alcanza, aunque vos te empeñes en leerme".


Respuesta

Prividera:

Cualquiera se puede tomar el trabajo de leer el debate en LLP, desde el momento en que puse los links correspondientes, de modo que el lector de este blog tiene entera libertad para constatar si los pasajes que yo cito y el resumen que hago tienen alguna fidelidad con lo dicho allí. Obviamente esa masa de palabras se puede editar de muchas maneras, vos lo hacés a tu modo y yo al mío. El lector puede hacer el suyo.

Efectivamente yo creo que cultivás un estalinismo rancio, aunque la precisión de mi caracterización es discutible. Creo que toda tu intervención se basa en la tesis de que los cineastas deben pensarse concientemente como actores de una política, lo cual equivale a pensarse como "sujeto colectivo". Se trata de una afirmación dogmática y difícil de traducir en términos cinematográficos y artísticos en general. Tu posición sacerdotal te lleva a condenar como banales, posmodernas y retrógradas a moles enteras de la producción cinematográfica, sólo porque no sos capaz de encontrar en la particularidad de cada película la conciencia política y el sujeto colectivo que exigís.

Conciencia política y sujeto colectivo son conceptos sumamente problemáticos, sobre los que se podría discutir ampliamente, así como se podría discutir acerca de su pertinencia y sus límites en el diálogo con las obras de arte. Se los podría usar con precaución, con cierta conciencia de su precariedad epistemológica y no naturalizarlos como si fueran evidencias empíricas. A vos, la naturalización de estos conceptos (conciencia política y sujeto colectivo) te lleva, por ejemplo, a decir que los cines de Rohmer y de Miguel Gomes son de derecha, que llevan a conciliarse con el sistema capitalista, también te hace decir que el planteo de Los muertos es de una circularidad retrógrada y de un naturalismo reaccionario.

Cuando emitís esos anatemas desde tu púlpito (no puedo evitar sonreir al reproducirlos) no tenés la amabilidad de explicarles a tus lectores en qué términos específicamente cinematográficos se basa esa condena moral/política a las obras de Rohmer o Alonso (en tus Juicios se confunde constantemente moral con política, pero la verdad es que en esas condenas hay más exigencia moralista que reflexión política). Parece que sólo encontrás conciencia política y sujetos colectivos en la literalidad de los temas que trata un film; de ese modo Alonso esquiva la política porque en sus films no se habla de política y porque se habla poco en general.

Tu idea de conciencia política y de sujeto colectivo parece ilustrarse en una escena ubicada casi al final de tu film M, en la que te subís a un púlpito a repartir culpas a diestra y siniestra; después dejás en la edición el aplauso que tu auditorio, amedrentado por tu tono indignado, te dedica. Esa exposición de tu autoadjudicado rol de fiscal de la Historia es lo más interesante de M, impresiona verte todo el tiempo condenando a aquellos que no hacen lo que vos creés que tienen que hacer: asumirse concientemente como sujeto colectivo. Cinematográficamente sos un personaje hiperbólico muy atractivo y yo siempre te agradeceré que como editor y realizador hayas mantenido esa ofuscada sobreactuación que practicás, para que la pantalla nos permita captar la relación entre tu moralismo y tu enojo, para que tus exigencias y Juicios dirigidos al resto del mundo se dejen ver en pantalla y el que ve la película pueda hacerse una idea de cómo unas consignas políticas se encarnan en personas concretas. Siempre dije que ese es el valor de tu film.

Otra cosa es cuando el Fiscal de la Historia sigue condenando fuera de la pantalla a sus colegas cineastas, a sus espectadores e incluso a sus interlocutores en un debate. En ese caso yo prefiero reponderte y poner en duda tu autoridad moral y tu inteligencia política, es decir, prefiero discutirte desde una posición evidentemente muy distinta. Otros en el debate LLP se conmueven y hasta te ruegan disculpas por haber osado discutir con el hijo de una desaparecida, como si esta condición te confiriera una autoridad intangible. Ese chantaje emocional me parece patético.

Yo me permito dudar de tu uso acrítico de los imperativos políticos y por ende paso a formar parte, en tu borrascosa imaginación, del grupo de los postestrucutralistas de la vieja generación que llegó tarde a los 70 y temprano a los 90, soy un filósofo cool al que mandás a dar cátedra de Deleuze. El procedimiento es el mismo que te permite tildar al cine de Rohmer de derechista y al de Alonso de retrógrado: en los tres casos no entramos en tu violenta distribución de roles entre los que hablan de cara a la Historia (siempre en mayúsculas) y los despreciables que no tienen conciencia política ni compromiso.

A mí se me ocurrió que esta tosca visión del mundo que proclamás más allá de tu personaje cinematográfico podría denominarse estalinismo rancio, me hizo acordar a las condenas que recibió Eisenstein de parte del comité por considerarlo un Formalista con desviaciones burguesas. También me hacés acordar a los estalinistas que a mediados del siglo XX proponían quemar los textos de Kafka por responder a un individualismo paralizante y reaccionario. Creo que compartís con estos incineradores una misma incapacidad para ver que el arte puede desplegar matices más problemáticos que las dicotomías de "izquierda" y "derecha", de "revolucionarios" y "reaccionarios", matices que la brutal retórica politiquera no pueden detectar. Creo que ese es el servicio que el arte le puede hacer a la humanidad, una fertilidad de sentidos que se resisten a reducirse a meras consignas de barricada o púlpito.

Que el arte no tenga por qué someterse a toscos imperativos políticos no significa que el arte no tenga una dimensión política, ni que el arte no pueda mantener una intercambio tenso con el discurso politico, sino que no es la política el tribunal en el que se decide el valor del arte. Probablemente esta afirmación de las relativas autonomías de arte y política (lo que no quiere decir su absoluta separación) es la que te lleve a condenarme como un relativista postmoderno. Más de lo mismo.

En cuanto a la vulgata deleuziana, yo la extraje de tus palabras, la distinción entre molar y molecular la propusiste vos para justificar la carencia de base empírica en tu descalificación en masa de generaciones enteras. Vos llamás "molar" al uso acrítico que hacés de las categorías morales que adjudicás (más moral que molar); no hace falta explicar el caracter reaccionario del cine de Alonso, basta con referir que el personaje deambula sin rumbo preciso, basta esa pobre referencia a la sinopsis del film para condenarlo por reaccionario. No es que vos tengas una visión molar del fenómeno, lo que tenés son prejuicios marmóreos que no necesitan jamás prestar atención a la diversidad de las cosas.

En cuanto a tus nuevos dictámenes acerca de mi capacidad para dar clases de filosofía, siguen siendo una muy buena ilustración de tu pulsión fiscalizadora. Jamás has estado en un lugar donde yo haya hablado de Heidegger (de Deleuze o de los postestructuralistas casi no hablo), pero a vos esto no te hace falta, porque vos sobrevolás desde las Alturas de la Historia, lo que también te permite afirmar que el pensamiento heideggeriano conduce al nazismo (ver LLP). Son ejemplos moleculares de tu misma brutalidad intelectual.

Gracias por los consejos acerca de cómo y de qué debo seguir hablando. No serán tenidos en cuenta. Voy a seguir hablando y escribiendo como me cuadre, a veces mejor y muchas veces peor. Alguna vez de vos (si me parece voy a seguir confrontando, no tengo en cuenta tus órdenes) y muchas otras veces no. Si te gustó más el análisis escrito de tu película y te sentiste maltratado en mi programa de radio, pongo a tu disposición las grabaciones de dichos programas, para que con precisión puedas señalar cuáles fueron mis pecados y qué penitencia me cabe.

32 comentarios:

As de pica dijo...

http://www.lamoscadeatenas.blogspot.com/

Un poco de politica desinteresada, pasion, patriotismo y deseo de progreso.

Lejos de la tipica politica universitaria.


Las moscas del mundo actual.


Los tábanos del futuro

lau dijo...

En el mensaje de Prividera hay un ejemplo de su mètodo policial inquisitorio:
": hace poco se hizo publico que en ls escuelas militares se enseña "El Anti-Edipo"..."
Dice eso para demostrar la posible conexion entre Deleuze y el estalinismo. Con la misma lógica se podría decir que la lectura de Aristóteles conduce a la hoguera de los Inquisidores, porque se enseñaba en las universidades medievales y la iglesia católica instauró la inquisicion. Ojala nunca ganen los que piensan como Prividera, porque daran lugar a nuevas cazas de brujas.
shit, Prividera

a.r. dijo...

Lo peor son las consecuencias que se pueden sacar si se aplica a otras ramas del arte el criterio con que Prividera juzga al nuevo cine argentino. Qué conciencia política o sujeto colectivo podemos encontrar en directores como Hichcok, Murnau, Tarkosky o Bresson? Qué conciencia política hay en la pintura de Cezanne o en la literatura de Kafka, Niezsche, Fijman o San Juan de la Cruz? Las mejores etapas de artistas como Dylan o Godard no fueron precisamente las que se sumaron a un colectivo. Y otros como Fasbinder, Pasolini o Artaud, si bien tenían una postura política fuerte se hicieron grandes por su feroz individualismo que no podía agruparse en ningún colectivo.
Además, cuántas serían las grandes obras producidas desde un sujeto colectivo? No digo que no las haya, pero ¿cuántas?
La posición de Prividera resulta muy cerrada para evaluar las obras de arte.

Oscar Cuervo dijo...

a.r.:
Prividera arma aparatosas construcciones para hacer encajar a los artistas, pero son metálicos engendros en los que sólo puede habitar él.

Hernán dijo...

Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sábato.

—En realidad se dicen muchas tonterías sobre lo que debe ser la literatura argentina. Lo importante es que sea profunda. Todo lo demás se da por añadidura. Y si no es profunda es inútil que ponga gauchos o compadritos en escena. El escritor más representativo de la Inglaterra isabelina fue Shakespeare. Sin embargo, muchas de sus obras ni siquiera se desarrollan en Inglaterra.
Después agregó:
—...Y lo que más me causa gracia es que Méndez repudie la influencia europea en nuestros escritores ¿basándose en qué? Esto es lo más divertido: en una doctrina filosófica elaborada por el judío Marx, el alemán Engels y el griego Heráclito. Si fuésemos consecuentes con esos críticos, habría que escribir en querandí sobre la caza del avestruz.

[Pero aplicado al cine]

Nicolás Prividera dijo...

Cuervo:
Que insistas en dirigirte a mí (con esa violencia hipérbolica) solo habla de tus propias imposibilidades. No solo de tu mala leche al leer (y enunciar, dando cuenta de lo que supuestamente criticás), no solo de como tus críticas apuntas mas bien hacia tu propio procede (ya que fuiste vos quien entró al blog diciendo "acá no se habla de cine" y procediendo a ilustranos desde el púlpito), sino de tu clara ceguera y/o deshonestidad intelectual. Porque vos sabes bien (por poner algún ejemplo) que "sujeto político" es un término tan elusivo como cualquier otro (y sabes también que no se refiere a hacer películas firmadas por un comité, como sugiere uno de tus comentadores), y yo no puedo proponer ninguno (porque los "sujetos políticos" no se proponen: hay quien los encarne o no, y es claro que en este momento son mas bien difusos, salvo para la derecha, que acaba de reinventar al "campo"). Además el texto tenía voluntad polémica (en un medio en el que no abundan noi son bienvenidas), pero en términos respetuosos (yo no propuse quemar a nadie, y mucho menos a "Kafka". digamos). Cualquier que lea mis intervenciones en el larguísimo debate verá que todo el tiempo estoy tratando de matizar y mostrar la complejidad de la cosa... Yo discuto con todos, no tengo problema: así lo hice en ocasión del acompañamientop de mi película y lo sigo haciendo cuando me invitan a una proyección.
Pero no me interesa discutir con alguien que mas bien parece usarme de espejo para enojarse consigo mismo. Porque es tu propio enojo el que se te atraganta, lo mio siempre fue otra cosa (pero vos nunca pudiste ver mas eso: tu propio y pequeño emojo, hacia el que me quisiste llevar al hablar de mi película, como buen inquisidor que sos, para que reconociera mi "pecado"). Y el malo de película que ves sos vos mismo, reflejado en el espejo deforme. La fe de los conversos, que ve en los otros sus propias miserias. Yo, en cambio, solo veo un pobre cuervo. Seguí discutiendo solo... Pero no pongas en mi boca cosas que yo no dije: tené un poco de dignidad.

PD: Al otro comentarista que me acusa de acusar a Deleuze por los usos que hace de él el ejército israelí: yo nunca dije que Deleuze era responsable (el mejor que nadie podía sospechar que el capitalismo iba a "edipizar" su propio pensamiento). Lo que dije fue que el gran problema del sistema es precisamente ese: su capacidad de absorción de todo (Hasta lo que se le opone), y como fija el límite de lo "no discutible" (muy bien ilustrado por Cuervo cuando dice "800.000 comentarios y ni uno solo halba de cine": pero por suerte llegó el para hablar como el Gran Hermano y explicarnos cual debe ser el canon a adorar). Si hay un Sabato acá no soy yo, precisamente...

Nicolás Prividera dijo...

Ah, y recién acabo de ver que linkeas al comment que me pide "disculpas" por el trato: como si hubiera sido algo buscado por mi. Y sin poner la contestación que le dí, que de todos modos habria que reconsiderar, vista esta otra muestra que das de la bajeza a la que se puede llegar al tocar el tema.

A.R.: Si te tomaras el trabajo de leer el debate, en vez de tomar la selección digna de TN de Cuervo, no harías un comentario tan primario.

a.r. dijo...

Oh, disculpas, Prividera, ahora ten entiendo, vos estás dispuesto a debatir siempre que te den la razón... Decir que el cine de Rohmer, Alonso y Gomez es de derecha no es primario, es una exquisitez teórica. Y decir que la filosofía de Heidegger conduce al nazismo no es primario, es una fineza del pensamiento. Gracias por iluninar el camino, qué haríamos en Argentina sin un intelectual crítico como vos. Disculpas de nuevo.

lau dijo...

Prividera ahora está simulando una voluntad de debate porque hizo buenas migas con Quintin, pero la imagen que muestra en su película es de una persona autoritaria. A una mujer que fue compañera de su madre y está enferma de cáncer la quiere forzar a hablar de lo que se acuerda de esa época, la mujer por teléfono le dice que no est{a bien de salud y que el m{edico le aconsejo que no se excite porque le hace mal. Prividera le graba la conversación telef{onica y al corta se pone a despotricar contra ella, diciendo que en Argentina nadie se quiere hacer cargo de nada. No respeta la enfermedad de la mujer y la usa para demostrar su tesis sobre el sujeto colectivo. Aca la viene a jugar de tipo abierto al debate, pero en su película manipula a los entrevistados. Me fui a alquilar la película después de leer esta polémica acá.

Anónimo dijo...

si, lau, pero vos viste esa escena porque el propio prividera la puso en el documental!!!!!

Oscar Cuervo dijo...

(Me meto yo en el diálogo entre el anónimo y lau):
Sí, anónimo, pero yo puedo interpretar esa escena de una manera distinta a la que interpreta Prividera, porque para él sería una prueba de que en este país la gente no se quiere hacer cargo de la "Historia", pero yo puedo pensar que él cree que hay una sola manera de hacerse cargo de la historia. La señora enferma no es que no quría hacerse cargo, sino que se hacía cargo de una manera distinta a como Prividera quiere. Lo mismo hace Prividera con el NCA, piensa que directores como Alonso no quieren hacerse cargo de la historia solamente porque no muestran lo que él cree que es la Historia. Fijate que él lo pone con mayúsculas, como si la Historia fuera Una. Seguramente él dirá que si abandonamos la idea de Una Historia vienen los posmodernitos erráticos y relativistas. El problema es desde qué postura alguien sostiene Una sola manera de relatar la Historia. Detrás de un juicio estético hay un prejuicio metafísico. Lo que los que hablan de Historia no podrán aceptar es que se problematice el acceso a la Historia o que directamente haya que convivir con historia(s). Y hasta con experiencias a las vacilemos en llamarlas "una historia".

Nahuel dijo...

Cuervo rapiña un debate ajeno -ajeno sobre todo porque a èl solo le interesa su opiniòn- y encima aprovecha un comentario de Nicolàs para abrir otro post y seguir haciendose el ofendido, como sin le hubieran mandado una carta documento... Como para seguir alimentandose de su propio odio.

Y la estrategia de Cuervo -que mas bien se deberìa llamar Tero, porque pone el grito en un lado y los pocos huevos en otro- se ve claramente en estos comentarios:

Lau va a buscar en la pelìcula lo que Cuervo le dice que tiene que ver, y por supuesto lo encuentra... Y cuando sale alguien a mostrarle que se puede ver de otra manera, enseguida entra Cuervo a imponer la lectura "correcta". Esa es la variante light del stalinismo que practica Cuervo, contra el verdadero debate que plantea Nicolàs en su nota y en su paciencia para responderle hasta a los que lo tratan con bajeza...

Oscar Cuervo dijo...

Nahiel:
gracias por señalarme el verdadero debate, pero en La otra nos dedicamos a hacer debates falsos.
Y en absoluto estoy ofendido con Prividera, le estoy a-gra-de-ci-do!

Vanesa dijo...

Si, le tenés que estar agradecido por dirigirte la palabra después de las injurias que dijiste.
Pero ya vemos que todo te sirve para llevar agua para tus cursos y tu curso. Vos vendrías representando a Kierkegaard y Prividera a Lukacs. Vos sos el bueno y el es el malo. Esa si que es linda versión de la Historia, perdón, de la historieta que te montás para tus módicos lectores.

Vanesa dijo...

Lau va a ver la película "después de leer esta polémica acá", y obviamente no le gusta. Lo que ewra obvio porque no se cual es la polémica: hubo un largo monólogo de Cuervo, y unos módicos comentarios, mas insultantes que otra cosa. Nicolás solo le contestó que se remita a sus respuestas a los 200 comentarios que tuvo la nota, en lo que sí fue un debate y no un monólogo egocéntrico.
Pero después viene Cuervo a "meterse" entre Lau y quien le hace ver algo básico: que Nicolás puso las discusiones en la película, incluso las que lo harían aparecer "autoritario" para las almas bellas como Lau.
Lo irónico es precisamente que Nicolás sabía perfectamente que eso podía pasar. De hecho, esa correlación de escenas es un puro efecto de montaje, como la otra que comenta cuervo en su pobre nota.
Lo se porque yo vi el material crudo. Y la posterior discución con el hermano no era sobre la mujer con quien habla en la escena anterior. Esa discusión ya estaba grabada de antes, y hablaba sobre otra persona que no aparece en la película. Viendo una edición avanzada le pregunté a Nicolás porque la había presentado así, visto que así se arriesgaba a quedar mal para alguna gente que no iba a ver a una crítica a los viejos militantes que ahora renegaban de algun modo de su militancia (como Sarlo), sino a "viejos amables incomodados por un joven", sin importarles que era el hijo de una desaparecida que tenía derecho a preguntar y saber que sabían quienes habían militado con ella, etc.
Y me dijo que él no hacía la película para "quedar bien" con nadie. Y que tampoco podía direccionar las interpretaciones de cada espectador, que de última iba a ver lo que quisiera ver, a favor o en contra. Lo que le interesaba era justamente mostrar una historia abierta, pero que a la vez tuviera una articulación como historia, lo que para él constituia el eje de la película: hay muchas versiones de la historia, pero lo que no podemos hacer es no narrar ninguna. Por eso, entre otras cosas, tenía que experimentar con esas elipsis, visto que tenía distintas lineas narrativas, etc. Y por eso había decidido tratarse a sí mismo un personaje mas, con su propio punto de vista, que no necesariamente era el de la película, y mucho menos haciéndose querible. Por eso prefirió no usar voz en off, por ejemplo, cosa que pocos documentales subjetivos hacen.
Pero creo que fue demasiado honesto para los cuervos que sí andan dispuestos a manipular todo a su favor para quedar como paladines de la libertad.

A quienes sí les interese "otra" visión, pueden buscar en internet un bello texto de Sebastian Russo sobre M, llamado "poética de la indignación". Que resume ya desde su título lo que la "brutalidad intelectual" de cuervo -para usar sus socráticas y medidas palabras- solo quiso ver como "enojo". No cuervo, el enojo miope ante lo que es mas grande que vos es todo tuyo.

Oscar Cuervo dijo...

Gracias, Vanesa, por narrar tan sabrosos entretelones!

lau dijo...

Che nena qué te pasa, si viste el material crudo yo vi la película, OK? ya que sabés tanto deberías saber que el material crudo no es la película y que lo único que se puede interpretar es lo que quedó. Y que con lo que contás no le hacés ningún favor a Prividera, ya que estás diciendo que originalmete él no hablaba de la señora que no puede dar el testimonio por estar enferma sino de los viejos amables (como Sarlo) "incomodados por un joven". Pero lo cierto es que en la película no incomoda a Sarlo ni a nadie, sino que aparece despotricando contra una mujer enferma. Así que no hay crudo que valga, M es lo que está a la vista.
Con defensores como vos Prividera se va a hundir más rápido.

Pablo dijo...

Che Lau, sos el alma gemela de Cuervo: el mismo odio, la misma prepotencia, la misma ceguera. Si te mordés la lengua te morís. Afinidades electivas, que le dicen. Los que se hunden mas rápido que Kate y Leo en Titanic son ustedes. Chau.

Pablo dijo...

Y Lau: lo tuyo es mucho peor que Cuervo. En tu primer comentario demostras que sos su claque, haciendo una lectura que Cuervo pretende como la "verdadera" (mostrando que la libre interpretación le importa tan poco como el rigor intelectual). Y cuando alguien te dice que esa lectura es posible porque la película la permite (en vez de ocultarla o proponer una sola), volvés a insistir con tu odio, también en sintonía con Cuervo. Pero vos sos una copia deslucida, "nena" (lindo modo de referirte a la gente, también acorde con el paternalismo de Cuervo). Crien cuervitos.

Oscar Cuervo dijo...

Pablo:
de dónde sacás que yo propongo "odio" en mi lectura, ¿y de dónde se desprende que yo digo que mi interpretación es "verdadera", si lo que estoy expresando es la imposibilidad de instalar una idea de "Historia", dada la diversidad de voces? Explicame dónde está el odio en este caso. ¿Por qué no empleás tu inteligencia en mostrar que mi interpretación está equivocada por tales o cuales razones, mostrame que M no es como yo la interpreto, en vez de adjudicarme un odio que se ve que vos sentís muy intensamente.
Es curioso que vos veas en otros lo único que hasta ahora has sido capaz de exhibir.
Te invito a que expliques todo lo que decís sobre el supuesto odio, paternalismo y pretensión de decir la Verdad Única que yo practico. O si no podés seguir condenándome en nombre de la razón, la tolerancia y la libertad. En ese caso no hay problema, igual te leeré con mucho interés.
saludos!

lau dijo...

Y Pablo, vos parecés el alma gemela de Vanesa y ambos son clones torpes de Prividera, que al menos tiene ideas propias, mientras Pablo-Vanesa entra acá a insultar con palabras calcadas. Y en definitiva yo no coincido con Cuervo, para él M es una película interesante, para mí es un asco.

Ruben dijo...

Si, Lau. Ya conocemos tu nivel de anàlisis... Mas o menos coincide con el de Cuervo.

Y hay otro"sabroso entretelòn" que èl conocè: cuervo tambièn vio un corte previo de la pelìcula, y comentò lo del "enojo". Pero Nicolàs eligiò ponerlo en primer plano, en vez de cortar o enmascarar ese supuesto "error". Lo que habla de su honestidad, del mismo modo que todos los comentarios del pàjaro de mal aguero -visto que no se le conoce mas obra intelectual o artìstica que esta- hablan de ese "asco" que tan bien representa Lau en su propìa prosa letrinosa -y que no es de Kant sino de Can't: el de un mòdico Yago fruto de una mala adaptaciòn, el de un eunuco insultante que no es mas que un segundòn de novela barata. Sos indigno de la filosofìa, no tenès ningun amor por el saber, sino una total falta de filo, de ideas y de don de gentes.

Oscar Cuervo dijo...

Rubén:

¿vos vas cambiando de identidad entre Vanessa, Pablo, etc, para que parezca que son más?

Te cuento: para mí el enojo que muestra Prividera en M no es ningún supuesto error, sino lo más interesante de la película, como ya dije innumerables veces, pero se ve que te cuesta entenderlo. Vi la película M a pedido de su productor, que es mi amigo, antes del corte final. La versión que vi se parece mucho a la que se exhibió. La vi junto con el director y el productor. Ellos me invitaron a opinar. Esa misma noche le mandé un mail a ambos en el que exponía estas ideas sobre la película que son fundamentalmente las mismas de ahora. Jamás hablaría de un "error" en esta película ni en otra. Tus fuentes no son fidedignas.

Por otro lado, ¿no te resulta sorprendente el odio que me dedicás en tus mensajes a lo largo de los días, intentado levantar el tono de las ofensas para ver si alguna vez tenés la suerte de herirme, con las diversos nicks que vas asumiendo?

Tanto mi comentario de la película como la entrevista a Prividera no contienen una sola palabra despectiva y por el contrario resalto varias veces el valor de su película. Hago un análisis comparado de la estructura de tres películas en las que encuentro puntos en común y también significativas diferencias. En ambos casos cuestiono el valor político de la "indignación" o del "enojo" que Prividera sostiene. ¿Tan mal está que se ponga en duda el valor de la indignación en este film? ¿Tan imperdonable es esa afrenta para vos?

¿No es llamativo que sigas insistiendo con la intolerancia, el odio, la indignidad, etc, cuando acá el único que está mostrando un resentimiento bastante morboso sos vos, sin siquiera firmar tus insultos con tu nombre completo y real, lo que al menos le daría cuerpo a tu odio?

Te pregunto esto no para que lo dejes de hacer, sino para invitarte a pensar, porque creo que es un tema interesante. De todos modos si seguís en la línea de los insultos está muy bien, sos un excelente ejemplo de esa indignación de la que hablo y un excelente complemento a este post.
saludos

Anónimo dijo...

Cuervo: soy uno de los que acusás de cambiar de identidad, así que este comentario ni siquiera lo firmo, así podés seguir persiguiendo policialmente a los comentadores "anónimos" en general, sin diferenciarlos, y de paso seguir con la estrategia de poner tu odio en lo demás.

Tu odio se desprende de las ofensas que vos y no otro tuvo -usando palabras injuriantes en los comentarios de tu blog y el de Quintín- no solo contra la película sino contra su director, que alcanzarían para invalidar tus supuestá crítica objetiva y plural, si no se cayera también por sí misma.

Solo voy a dar un ejemplo, porque está visto que discutir te interesa muy poco. Lo único que querés es escuchar a Lau y otros que seguramente no son sospechados de uniformidad... Y es que esa animosidad te lleva a contradecir tus propios argumentos -aunque la verdad que buscarles alguna coherencia es dificil- por ejemplo en la crítica que le hacés en otro post a Sarlo por no hacerse cargo de su pasado militante, cosa que coinicide con lo postulado por M-aunque ahora seguramente quieras darle alguna vuelta sofística para negarlo-.

Por mi parte, este es mi último comentario. No quiero alimentar mas tu odio, ya que parecés alimentarte de él.

Anónimo dijo...

El documental cinematográfico contemporáneo pone en escena al “yo”, haciendo de la subjetividad una vía de indagación ya de las identidades que convergen
en la identidad individual, ya de la dimensión política de esas identidades.
Pero este documental de autor que dice “yo” poniendo en escena al sujeto de la enunciación como fuente y garantía evidencial de los sentidos desocultados, ese cine de la indagación por automostración (un cine exhibicionista como el de Michael Moore, o didáctico-personalista como el de Solanas, Piñeyro o Lanata) no es el único documental
en primera persona posible. Hay una auto-indagación audiovisual que procede por medio del registro de las prácticas e historias de otros, como hace Agnés Varda en Les
glaneurs et la glaneuse (1995) o Ross McElwee en Sherman’s March (1987); y otra que hace de la cámara un espejo concentrado en la figura del realizador, como los
personality films de Alain Berliner, Lourdes Portillo y Jonathan Caouette en su
Tarnation (2004).
¿Qué ocurre cuando esa auto-indagación persigue en la historia personal las marcas traumáticas de la historia, tornándose ostensiblemente política? ¿Cómo se construye la presencia evidente del yo en esos documentales donde los cineastas son la prueba de
algo más que de ellos mismos? ¿Cómo se hace andar la pulsación de un “nosotros” político en la mostración íntima y confesional de ese yo? Estas preguntas equivalen a
interrogarse sobre la posibilidad de proyectar lo privado hacia lo público en un sentido político, en tiempos de la espectacularización audiovisual de la intimidad. Al mismo tiempo plantea el lugar de una verdad política en el discurso de una subjetividad puesta
a decir la verdad acerca de sí misma.
Michel Foucault, en unas conferencias que dio en 1983 en Berkeley, editadas en
español como Discurso y verdad en la Antigua Grecia, desarrolló un análisis de la
2 E. Bernini, 2008.
5
noción griega de parresia o “franqueza al contar la verdad”. El parresiastés es alguien
que habla con verdad, diciendo todo lo que tiene en mente, sin ocultar nada, abriendo su
corazón y mente por completo a otras personas a través de su discurso3. Este hablante es
capaz de expresar sus sinceras creencias sin importarle el costo social; quien habla con
parresia es alguien capaz de correr un riesgo, capaz de contar la verdad (del poder) al
poder, sin importar las consecuencias. “La parresia es una actividad verbal en la que el
hablante tiene una relación específica con la verdad a través de la franqueza, una cierta
relación con su propia vida a través del peligro, un cierto tipo de relación consigo mismo o con otros a través de la crítica (autocrítica o crítica a otras personas), y una relación específica con la ley moral a través de la libertad y el deber. Más concretamente, la parresia es una actividad verbal en la que el hablante expresa su
relación personal con la verdad como un deber para mejorar o ayudar a otras personas
(así como a sí mismo)"

Oscar Cuervo dijo...

Anónimo:

no te victimices, no hace falta que te pongas en el lugar de perseguido ya que estás acá escribiendo lo que se te ocurre y nadie te persigue, los énfasis melodramáticos no van a añadir razón a tu discurso. Sólo que no tenés el valor de firmar tus palabras, lo que las deja flotando en el vacío.

-Prometés dar "sólo" un ejemplo de las palabras injuriantes que yo habría dirigido a la película y al director, en el blog de Quintín o acá. Pero tu promesa se desbarata en pocos renglones: no hay ningún ejemplo de mi injuria.

En cambio, citás un ejemplo de algo que yo dije sobre Beatriz Sarlo que coincidiría con lo postulado por M. ¿Y ese ejemplo que ejemplifica? ¿Por qué no podría yo coincidir con algo que se haya postulado en M?
¿Que discrepe en algo con Prividera me obliga a discrepar en todo? No entiendo el razonamiento.

La crítica que yo le hice a Sarlo se puede leer en detalle en este mismo blog y no es cuestión de que ahora la repita, pero se refiere a que Sarlo negaba tanto la continuidad política del diario La Nación, como la de la Sociedad Rural y la suya propia a lo largo de todos estos años. Y bien ¿cuándo estuvo eso en discusión en esta última polémica? ¿Dónde abogué yo por una ruptura con la historia de cada uno? ¿Dónde hablé de no hacerse responsable de su pasado militante?

¿Qué tiene que ver con mis reservas acerca del valor político de la indignación que Prividera quiere promover en forma generalizada? ¿Cómo se relaciona el tema de Sarlo y la Rural con la exigencia que plantea Prividera de que todo el NCA se asuma como un único sujeto colectivo? ¿Y qué tiene que ver con desdeñar el cine de Alonso como un naturalismo retrógrado que es incapaz de inscribirse en la "Historia" dado que (siempre según P) los personajes de Alonso deambulan sin rumbo? ¿Y con caracterizar a Rohmer y Gomes como directores de derecha (como hace NP)? ¿Rohmer, Gomes o Alonso no se hacen cargo de su pasado y Prividera sí?

No llego a ver qué es lo que ejemplificás con tu ejemplo. Gracias de todos modos por el intento.

Oscar Cuervo dijo...

Anónimo de las 19:21:
se ve que cortaste y pegaste algún fragmento de texto, pero lo hiciste mal y la cita queda deshilachada e incomprensible. ¿Cómo se aplicaría lo de la parresía y la franqueza al contar la verdad con lo que se está discutiendo? Ya que te tomaste el trabajo de copiar, podrías haberla hecho completa y explicar cuál es la relación.

Anónimo dijo...

Que pasa, Cuervo? Tan pocas visitas tiene tu blog que desconfias cuando hay mas de tres comentarios??

P nunca citó a Alonso en su nota, por lo que tenés que recurrir a una vieja... Pero el esquemita que propone se puede aplicar a films muy diferentes, incluidos los últimos descubriminetos del bafici, como "Todos mienten".

P nunca dijo que tal o cual director sea "de derecha", sino que su cine se puede ubicar "a la derecha", lo que no es lo mismo: lo primero es una injuria de las que solés practicar, lo segundo esla caracterización de un campo... A menos que vos creas que las categorías de derecha e izquierda no sirven, lo que invalidaría todos tus post "políticos". O bien sostenés que el arte no tiene nada que ver con lo político, lo que es un típico recorte (neo?)"liberal".

Cuando P propuso la "indignación generalizada", y que sería eso? Lee el trabajo de Russo, o el de Bernini, o el de Gonzalo Aguilar: aunque son muy diferentes entre sí, todos le reconocen a M un "valor" -en todo sentido- del que tu nota y tus comentarios carecen...

Igual es llamativo que ahora digas que acordas en unas cosas y en otras no... O será nomás que tu argumentación es tan contradictoria que hace agua?

Hace falta que yo o cualquier otro te señale las múltiples injurias: ahí están, incluso en tu8sa comentarios en este y otros post dedicados al tema... Hacete cargo.

Anónimo dijo...

Si no entendés que tiene que ver la parresía en todo esto, bueno, es una muestra mas de como negás lo que no te conviene revisar. Lástima que no puedas hacer lo mismo con insultos como "brutalidad intelectual" o "stalinismo rancio", por solo citar dos de los tantos que proferiste y que se vuelven mas bien contra vos mismo. Otra que parresía.
Acá te va una cita bien pegada:

"El concepto moderno de ideología nació cuando Napoleón, al advertir que ese grupo de filósofos se oponía a sus imperiales ambiciones les aplicó el despectivo marbete de “ideólogos”. Así la palabra adquirió el significado peyorativo que, con la palabra “doctrinario”, ha conservado hasta la fecha. Ahora bien, si se examina todo lo que teóricamente implica y supone tal desprecio, se verá que esa actitud de desprecio es, en el fondo, de una naturaleza epistemológica y ontológica. Lo que se desprecia es la validez del pensamiento del adversario, porque se le juzga apartado de la realidad. Pero si se preguntara: ¿apartado de qué realidad?, la respuesta sería: apartado de la práctica, no real en cuanto se la confronta con los asuntos que se discuten en la palestra política. Por lo tanto, cualesquiera pensamientos marcados con el marbete de “ideología” se consideran como frívolos cuando se trata de aplicarlos al dominio práctico, y el único acceso, digno de confianza, a la realidad, debe buscarse en la actividad práctica."

Mannheim, Karl, Ideología y utopía, Fondo de cultura económica, México, 2004, p. 106

Oscar Cuervo dijo...

Anónimo:

no me pasa nada, te señalo tu poco valor que te impide firmar mensajes en los que exaltás a las personas que se hacen cargo de su "Historia". ¿No te resulta curioso? Tan curioso como las variantes con las que me querés condenar: en un mensaje te "persigo policialmente", en el otro "tengo pocos lectores" en mi blog. Todo para tratar de disimular el hecho de que no sos capaz de firmar tus diarias descargas de resentimiento, alternando diversos nicks, anónimos y citas mal copiadas de autores prestigiosos.

Prividera caracterizó en varias ocasiones a Rohmer como "el ala derecha" de la nouvelle vague, le reprochó "congraciarse con la belleza del mundo" y "pretender mostrar el mundo tal cual es", lo llamó "un canonizado conservador" y "un señor de principios aristocráticos". No creo que se trate de agravios (tenés una forma rara de usar las palabras "agravio" e "injuria"), sino de lecturas muy toscas del cine de Rohmer. Según explicó Prividera un cine que "celebrara la belleza del mundo" (en el caso de que Rohmer y Gomez pudieran reducirse a una frase de tamaña simpleza) "justifica el natural satu quo" en países donde "proliferan tremendas desigualdades". No creo injuriar a nadie al caracterizar estos criterios de estalinistas (ya que llamrlos marxistas sería una injusticia para con Marx). Prividera agrega a veces la palabra "dialéctica" para disimular el maniqueísmo de esas divisiones. Ese sabor estalinsta se reconoce también en el reclamo de que una generación de cineastas se asuma como "sujeto colectivo" de cara a la Historia. Es la última vez que lo digo: se trata de un imperativo pseudopolítico que naturaliza conceptos que Prividera jamás pone en cuestión (curioso para alguien que dice que ser de izquierda es autocriticarse).

El "esquemita" Prividera que se puede aplicar a films muy diferentes (desde Todos mienten hasta Los muertos) es justamente una evidencia de lo esquemático del planteo de Prividera, apurado como está por dictaminar el "fracaso" de toda una generación de cineastas.

En cuanto a la indignación generalizada, se ve que ni siquiera estás leyendo estos posts con los que entrás a polemizar: en M Prividera propone que "todo el mundo debería estar enojado"; en la nota radial que le hice reformula ese imperativo: "todo el mundo debería estar indignado". Esa es la indignación generalizada que propone. Si querés más detalles preguntale a él.

De las injurias que yo cometo nunca has podido citar al menos una. Y terminás con un "hacete cargo" tu valiente anónimo. Un fariseísmo encantador.

Bueno, anónimo, ya me aburrí de dialogar con vos. No te ofendas si ya no te respondo, es muy poco lo que me brindás como para dedicarte más tiempo.

Anónimo dijo...

Si, Oski, ya sabemos que te aburrís pronto, salvo cuando te escuchás a vos mismo repetir lo mismo de siempre: una vez mas volvés a decir que P dice lo que vos querés que diga (como en tu reportaje), volvés a reducir sus palabras a "esquemitas" que te cierran solo a vos (diciendo que nunca los pone en cuestión), y para coronarlo todo lo volvés a hacer con tu estilo insultante.
Porque insistir con lo de "stalinista" es mas que agraviante, y no solo para el pensamiento medio de cualquiera -visto que no hay ningún totalitarismo del que defenderse, salvo para los que creen que Kirchner es "stalinista". El stalinismo mató gente, no jodamos!

Pero a vos te sirve para irte por la tangente y dejar de lado a la parresía, Manheim, etc. Todo lo que disturbe tu discurso único y totalitario, ese que solo ves -no casualmente- en los demás...

Y yo no tengo que hacerme cargo de nada porque soy un "anónimo", lo que me permite sobrevivir a los verdaderos "stalinistas" que andan persiguiendo a cualquiera que les ponga una cuestión.
Pero yo tampoco me voy a molestar en tratar de inquietar tu pequeño mundo intelectual, donde reina un rector del nazismo: esa si es una brutalidad, y nada intelectual. Por ahí a alguno de los arriba firmantes le queden ganas de seguir contestando, aunque desconfíes de su individualidad, cosa que no hacés cuando la claque te aplaude. Se ve que ahí no hay un "colectivo" que puedas denunciar como "totalitario". Porque claro, es obvio que esos venerables "todos" comparten tus "imperativos", lo que muestra que hasta un tipo tan poco "categórico" como vos es capaz de creer en una comunidad de ideas y valores, aunque solo sea para despachar a cualquiera que no se doblegue ante tu anarquismo trasnochado y falso de punk embalsamado.

Anónimo dijo...

Veamos como un filósofo de verdad (Foucault)resume el concepto de "parresía", y como esa sola definición deja claro cuanto tiene que ver en esta cuestión (salvo para los teros, cuervos, y demás pajarones):

"De manera más precisa, la parresía es una actividad verbal en la cual un hablante expresa su relación personal a la verdad, y corre peligro porque reconoce que decir la verdad es un deber para mejorar o ayudar a otras personas (tanto como a sí mismo). En parresía, el hablante usa su libertad y elige la franqueza en vez de la persuasión, la verdad en vez de la falsedad o el silencio, el riesgo de muerte en vez de la vida y la seguridad, la crítica en vez de la adulación y el deber moral en vez del auto-interés y la apatía moral".