todos estamos igual

lunes, 19 de enero de 2009

El nacimiento de una visión

Por Oscar A. Cuervo

Alentado por algunos amigos, vi Todo por un sueño, película de Gus Van Sant de mediados de la década del 90, protagonizada por Nicole Kidman y Matt Dillon. En su momento no la había visto, no la registré: será por el título, que sonaba a tantos otros tontos títulos del cine yanqui, será por el afiche (que en realidad no recuerdo, pero adivino), o por la pareja protagónica: no sé por qué será, pero si me enteré de que esta película existía, la debo haber olvidado instatáneamente. Por ese entonces, Gus Van Sant me tenía desesperanzado: después de un comienzo deslumbrante (Mala noche, Drugstore cowboy, My own private Idaho) se había desmoronado en una serie de producciones insustanciales hechas por encargo.

La cosa es que finalmente la vi. Por suerte la vi después de que Van Sant volviera a nacer con el siglo XXI, a partir de Gerry, Elephant, Last days y Paranoid park. Porque si la hubiera visto con ocasión de su estreno, no sé lo que habría sentido: si congoja, confusión o rabia. Todo por un sueño es una película de guión, la penúltima película del viejo cine. Filmada con desidia: plano – contraplano – plano - contraplano, tomas de 7 segundos, imagen de legibilidad instantánea. Se lo adivina a Van Sant consultando el guión, aburriéndose detrás de cámara, contando los días para el final del rodaje, preguntándose qué carajo hacer con su obra, qué hacer con su vocación de cineasta y con su vida. Verla es como estar leyendo el guión: columna izquierda, descripción de la imagen; columna derecha, diálogos. Plano medio conjunto - plano entero - plano pecho de ella - plano pecho de él, tac, tac, tac. Uf.

Película de personajes, de ese tipo de productos de los que el espectador sale comentando: “lo que pasa es que ella...”. Y con buena voluntad (si es que, a pesar de la sucesión plano – contraplano, uno logra concentrarse en los temas de los que los actores charlan) hasta se puede encontrar una crítica social, sobre la hipocresía, la falta de escrúpulos, el mundo de la televisión y cosas así.

Lo que no hay por ningún lado es cine. Lo que no hay es alegría por parte del director: hay agobio. Filmando a esa rubia nulidad de Nicole Kidman, con su belleza tan Cosmopolitan. Cuando Gus se reanima es cuando filma al terceto juvenil (Joaquin Phoenix, Casey Affleck, Illeana Douglas). Ahí parece recobrar la vida, el deseo, algo por lo cual el cine justifique su existencia. La cámara registra con regocijo cada vibración de la piel de estos jóvenes, con una pasión que un puritano llamaría lujuriosa (esa vibración, irreductible a logos, que el aparatito de los Lumiere registra, pese a no estar escrita en el papel). Eso es lo que Van Sant estuvo haciendo en la década infame: dentro de proyectos ajenos, crear algunas islas de pasión: de estas películas anodinas sacó algunos amigos: como Matt Damon (el de Good will hunting) y Casey Affleck, el adolescente bobo de Todo por un sueño, ambos co-protagonistas y co-autores de esa maravilla llamada Gerry.

Ahora está por estrenarse Milk, la nueva película de Van Sant, protagonizada por Sean Penn. Sólo vi el trailer pero estoy preocupado. Parece que se tratara de un vehículo para que Penn saque a relucir esas morisquetas que suelen candidatear al Oscar, esta vez haciendo un gay (la composición de personajes representantes de alguna minoría discriminada eleva puntos en la Academia). Parece tratarse de un film de encargo, un guión que a algún productor se le ocurrió que Van Sant sería la persona indicada para ilustrar con imágenes. Ojalá me equivoque y Milk sea tan buena como las últimas cuatro que Van Sant dirigió.

***

¿Por qué el 90 % de las películas están concebidas bajo un mismo modelo lógico-narrativo? ¿por qué hasta aquellos que, en el mejor de los casos, conceden que hay cine más allá del guión hablan de “puesta en escena”, como si estas palabras bastaran para salvar la especificidad del cine frente a la literatura? “Puesta en escena” parece decir dos cosas: 1) poner en escena algo que preexiste en palabras: representar; 2) en escena: es decir: en escenario teatral.

No parece haber una experiencia de la mirada que no sea mediada por la palabra y la representación. Cuando el público sale diciendo: “lo que pasa es que ella...” termina de cerrar ese circuito propiciado por el planteo mismo de la película. En las escuelas de cine se enseña, en la materia Guión, que lo primero que hay que tener es un “superobjetivo” expresado en términos proposicionales; por ejemplo: “la ambición es incompatible con el amor"; a partir de ahí se va “poniendo en escena” esta proposición. El éxito artístico consistiría en que cada posición de cámara, cada corte, cada gesto de los actores, induzcan al espectador a formular esa proposicón mentalmente cuando termine de ver la película. Eso querría decir que la “entendió”. Para que ese milagro se produzca es necesario que la sintaxis cinematográfica funcione aceitadamente, en una ilusión de transparencia totalmente engañosa. El hecho de que un espectador se pregunte: “¿pero qué demonios es esto que estoy viendo?” es, para este modelo de “transparencia”, un inconveniente. El ideal es: un plano - un significado – un plano – un significado - una escena- un paso en la dirección de “lo que pasa es que ella es tan ambiciosa que no puede amar a su marido ni a ningún otro hombre”.


Hace un par de años se publicó el primer tomo de la Obra Kapital de Angel Faretta: (El concepto del cine, Djaen, 2005). Faretta supo ser un reputado crítico de cine a fines de los 70 y principios de los 80, con cierta tendencia a expresar en cada reseña suya una cosmogonía monumental, llena de mayúsculas y latinazgos, aunque también exhibiera cierta sagacidad para pensar el cine. Después dicen que se encerró a escribir la Obra Kapital de la cual ahora se publica el primer tomo:

Nos adelantamos -declara en la introducción, usando el plural mayestático- también a cumplir con el pedido de algunos –pocos- discípulos que deseaban tener, desde bastante tiempo atrás, siquiera las conclusiones de nuestra teoría.

Antaño Faretta podía seducir a sus lectores con mordaces observaciones que aligeraban su tono mesiánico. Pero el encierro de estos últimos años parece haber acentuado su oscurantismo hasta perder toda gracia. En un pasaje de El concepto del cine dice:

El cine nace con Griffith (...) mediante el re-curso a lo mítico. Como este recurso es, in nuce, «relato», «historia», «ficción», en el primer nivel de su operar Griffith funda el cine como relato, como mythos, pero una vez operado este sentido, debe crear la forma de sostener y soportar tal re-curso, con una práctica que unifique imaginariamente tales mitoi; para ello recurre a un logos compuesto de logoi como: división diegética en planos, campo y fuera de campo, principio de simetría, ejes de construcción... que configuran así una lógica que contiene y soporta al mito y a lo mítico.” (páginas 143-144).


Esta afirmación aparece en una sección del libro titulada, con comicidad involuntaria y falta de rigor epistemológico, “Axiomas y postulados”. Sin apelación posible, el Oscuro Maestro decreta de aquí a la eternidad que el cine es esencialmente relato y que Griffith es el partero del cine. Curiosamente este mythos restaurado es sostenido por una lógica (división en planos, etc.), con lo cual el destino del cine queda definitivamente ligado a la palabra (tanto mythos como logos significan en griego “palabra”; palabra-relato, en un caso; palabra-argumento, en el otro). Ahora bien, como el aparatito milagroso de los Lumiere puede registrar las mínimas vibraciones de lo real que son irreductibles al mito, a la lógica y a toda otra especie de palabra, Faretta debe despreciar la invención del cinematógrafo por tratarse de un comienzo “bajo” y necesita mistificar un Origen Griffithiano del Cine, en línea directa con los Tiempos Heroicos. Así, la mirada queda subordinada despóticamente a la Idea.

Para llevar a cabo esta operación hace falta alterar un tanto los vínculos de las cosas. Porque la lógica inventada por Griffith se cristalizó muy rápidamente como convención narrativa al servicio de la industria del entretenimiento de masas, para lo cual era muy conveniente familiarizar al espectador con un código fácilmente “legible”; en términos de marketing: hacía falta construir un espectador a imagen y semejanza de la producción en serie. Esta imposición es descripta por Faretta con palabras tanto más bonitas:

“El reino de la transparencia es la etapa del cine (...) en la cual se troquelan exhaustivamente los géneros como efectos de transparencias diegéticas y cuando se establece, además, el pacto simbólico entre hacedores y espectadores.
“Transparencia es la situación, pacto simbólico o recurso mediante el cual el cine, especialmente en el período clásico, legisló y gobernó el acceso primario a los films, haciendo visible, mediante la acuñación de géneros, la legibilidad del cine...
(página 61)

“Troquelado”, “pacto”, “acuñación” “legislación”, “gobierno” son todos términos que apenas disimulan la violencia ejercida sobre la percepción del espectador. Es notable que semejante despliegue de poder instaure un “reino de la transparencia”. Lo cierto es que los espectadores no han tenido nunca la oportunidad de hacer “pactos”. La industria hollywoodense necesitó configurar los géneros e instaurar la falsa impresión de transparencia (no hay nada más opaco que esa supuesta transparencia) para asegurarse un mercado de consumidores. Y eso mediante una práctica de homologación de la mirada. Faretta mistifica esta estrategia tan prosaica y funcional al business, como si fuera una lucha de titanes por las Esencias Eternas.

Y es sintomático que un entusiasta del “Cine” hable tan naturalmente de “legibilidad”, lo que demuestra el fracaso de la teoría farettiana para pensar el cine en términos que no sean los de la lectura. Pero sucede que el cine puede ser algo distinto de la lectura. Y de hecho lo es.

Creo que el modelo de Griffith, el que predominó en este primer siglo del cine, ha sacrificado otras zonas de la experiencia humana, zonas de la realidad frente a las cuales la palabra -la palabra lógica o la palabra mítica, la novela o la teoría científica, no importa: todas las formas de la palabra- resultan insuficientes. Si algo justifica la existencia del cine es que abre una dimensión de la experiencia en las que la mirada y la escucha no se someten ni se reducen sin más al logos ni al mito.


(Nota escrita en 2006 para La otra 11, con algunos agregados 2009)

24 comentarios:

Jotafrisco dijo...

Primer texto:

- Muy válidos argumentos, pero pienso que To Die For está muy bien, medida con la vara de muchos otros directores "grandes".

- Ahora, no te permito ni la duda con Milk: monumental. El pulso, las actuaciones, la película política, la biográfica, la gay, la setentista, todo anda de maravillas.

Segundo texto:

- Conflicto de tácticas. Estoy con vos cuando defendés al cine no estrictamente narrativo o literario, y cuando nombrás grandes ejemplos del cine que otros desprecian, pero no ahora en esta crítica a la ramificación del montaje/paradigma Griffith, y a la poca sensorialidad aprovechada: tranquilo, recién vamos un siglo...

Mezclando los dos textos:

- En Milk, Van Sant se afana la caja de herramientas con la que sus pares no arman una mesa ratona, y le sale un modular con cajones y puertas. Yo estoy con las bolas llenas de que les sugieran géneros al NCA, pero también me gusta que existan esos géneros (recuerdo haber hecho mierda Filmatrón, pero celebrar que se haya realizado). Ya hay mucho artista que está grandecito para que andemos desconfiando, o temamos que no se muevan en sus terrenos.

- Quiero que se aprecie la contemplación, la experiencia y la sensación. Y quiero que los Neo Griffiths sigan contando buenas historias.

Más que felicitarte, te agradezco por la reflexión a la que inducen estos últimos posts.

Oscar Cuervo dijo...

Jota:
primer texto: Bien, To die for no pude disfrutarla en absoluto. Quizà estè bien en comparación con otros directores "grandes", pero me parece un desperdicio tratàndose del talento de Van Sant.
De Milk no digo nada nada hasta verla. Sòlo la caracterizaciòn de Penn me huele mal. En unos dìas podré sacarme las dudas y ojalá te pueda dar la razón.

Segundo: yo digo que el paradigma Griffith ha dado sus magníficos frutos. Cuando usó por primera vez lo que luego se llamará "plano americano" el público se reía poraque los personajes tenían las piernas cortadas. Era una manera inaudita de filmar. Hoy estamos fatigados del plano/contraplano para filmar una conversación. Lo mismo los géneros: Hitchcock no hacìa films de "suspense", estaba enseñando a ver el mundo de otra manera. Dice Godard que Hitchcock hizo con una hilera de botellas de champaña lo que Cezanne habìa hecho con las peras y manzanas: ¡ver unas botellas alineadas y sentir que el universo es amenazante! Eso se puede hacer una vez en la vida.

un abrazo

Anónimo dijo...

Ya que aparecio J y aunque no tiene nada que ver con este tema quiero decir:

a proposito de su comentario del disco de Eno y Byrne y los "garch four", despues de bajarlo y escucharlo ( aunque debe reconocer que no muy a fondo ) mi primera impresion es:

si me dijera que Lennon resucito y compuso un puñadito de canciones con Mc Cartney para que las cantaran Eno y Byrne diría :"muchachos , despues de Sgt Pepper se podrian haber esforzado un poco más"

es decir, el disco de Eno-Byrne les debe tanto a los boluditos de Liverpool,(arreglos vocales sobre todo) tiene tantas cosas de ellos que no entiendo como podes decir lo que dijiste.

los unicos que poco les deben a Beatles son: Stones, Kinks, The Who,los que empezaron con ellos, el resto desde el primer Floyd para aca les debe.....ummm digamos un 80 %? Arreglamos en 70 % y te hago precio

saludos y gracias por tener casi todos los dias algo que valga la pena leer

Anónimo dijo...

Segui peleando con Griffith, que va a seguir gozando de buena saludo cuando vos hayas dejado este mundo...

Oscar Cuervo dijo...

Gracias anónimo por tus clarividencias.

Anónimo dijo...

Oscar: coincido con vos. En un artículo publicado en la revista Fierro, y recogido en el reciente "Espíritu de simetría", Faretta, dice que el cine nace con Griffith, como señalaste. Antes, el "artilugio mecánico" de los Lumiére parece que estaba para registrar las cosas "tal cual son" (?), sin el menor asomo de mito; ni siquiera Meliés hacía cine.
Una posición muy particular. Por suerte, además de comprarme el mamotreto de Faretta, pude conseguir "Arte termita contra arte elefante blanco", de Manny Farber, el libro del que hablaba Martha: Farber tenía una prosa tan ágil, tan "antimítica", tan liviana, que es una delicia leerlo.
Chinasky

Oscar Cuervo dijo...

Chinasky:
el libro de Farber es fácil de conseguir? Es muy caro?
saludos

Anónimo dijo...

Gracias a vos por tu adornismo tardìo, y por iluminarnos sobre el cine "no narrativo" que salvara al arte de miles de años de Historia (e historia).

Oscar Cuervo dijo...

Che, anónimo, si tenés algo para decir, tratá de encontrar la forma de armar las ideas, porque con fórmulas vacías como "Historia (e historia)", cuanto más las repitas menos significan.

De modo que no alcanza con ese tonito resentido. Si querés participar en el debate, esmerate en pensar algo. Si lo que querés es aliviar tu malestar en esta tarde calurosa, seguí repitiendo tu cantinela autista, total mandar comments es gratis.

Anónimo dijo...

Oscar: el libro de Farber no es fácil de conseguir. ES IMPOSIBLE. Conseguí uno en una vieja librería de cine muy polvorienta. Dicen que persevera y triunfarás... O quizá fué el azar, o un capricho de los dioses (ya que hablamos tanto de mitos), el que me lo acercó y lo puso en mis manos, siendo un libro que me excede.Y no me salió caro, sino carísimo.
Pero vale la pena. Y dadas las circunstancias de que es de difícil acceso, casi nulo, ya estoy pensando en algo para que lo puedan compartir todos. Sería muy bueno que la gente que se está recién asomando al cine (la gente con la cual yo suelo trabajar en mis ciclos), o los que ya están curtidos, pudiese asomarse a la obra de este crítico super ácido, que ya en 1952 daba por agotado el modelo narrativo clásico, veía venir una ola de superproducciones elefantiásicas y efectismo (el lo llamaba "El Gimp"),amaba a Godard, y se reía del mythos, el logos y el re-curso.
Chinasky

Jotafrisco dijo...

Anónimo: no te leí muy a fondo, tu ortografía es una mierda. Pero te pido me expliques con más detalle cómo puede ser que las bandas de la invasión británica de los '60 y '70 no se parecen a los Beatles, y cómo un disco totalmente electrónico con un cantante cuyo registro de voz es completamente remoto al de cualquiera de los cuatro Beatles, sí. Y con un nombre, por favor.

Anónimo dijo...

Cuervo:
Toda tu lamento por lo que el cine debería ser y se empeña en no ser me recuerda esa vieja creencia de que el arte abstracto iba a destronar al arte figurativo: un equívoco histórico ya superado, salvo para quienes siguen sosteniendo una visión profundamente reaccionaria del arte, disfrazada de amor por la vanguardia...
El mas grande dramaturgo del siglo XX (Brecht) sabía muy bien que la vanguardia no solo podía sino que debía ser narrativa y popular, a riesgo de perderse en devaneos patéticos...

Anónimo dijo...

"Paranoid park" (la gran pelicula del año, segun Cuervo): No es adaptación de una novela? (con guión, y hasta superobjetivos...) No es ilustración? (la soledad del adolescente, blabla...) No tiene historia?(tiene moraleja y todo...)
Diría que tu análisis es sesgado, si no fuera directamente ciego: el predominio del paradigma lógico-narrativo proviene de la Grecia clásica, aunque supongo que vos propones volver a los pre-socráticos... Que tengas suerte!!!

Anónimo dijo...

A ver nene, yo no lo escuche muy a fondo porque no tuve tiempo ni me intereso tanto, vos decis que no me leiste muy a fondo para hacerte el cancherito;
pero es verdad, si me hubieras leido a fondo te hubieras dado cuenta que no hay faltas de orotografia, puede ser de gramatica o de semantica, pero parece que para vos todo es igual.
No entendiste nada, justamente dije que todas las bandas britanicas, excepto Stones Kinks y Who, que tomaron mucho del rythmn & blues americano y que son contemporaneos de los beatles, les deben menos.

El disco de Eno-Byrne no es electronico, son canciones con acompañamiento electrónico, electronico era Tangerine Dream por ejemplo, de vuelta decis cualquier cosa.

Las influencias de Los Beatles en ese disco son claras y se notan a primera escucha, que la voz tenga otro registro no tiene nada que ver. Si no te das cuenta, no te las voy a explicar.

Por otro lado si tuvieras mejor onda, en vez de jugarla de gastador seria mas interesante cambiar impresiones con vos; y justo elegiste gastar a los Beatles, me parece que te quedan un poco grandes.Si queres arranca por Babasonicos

finalmente mi nombre se lo doy al que se me canta y no al que me lo exige,aunque diga "por favor"

Jotafrisco dijo...

Qué vivo. Si quiero te digo que no te leo a fondo porque no tengo tiempo y no me interesás tanto. Pero busco y leo, y una tilde que falta es un error de ortografía, error de gramática sería si me conjugaras mal un verbo, o me armaras mal un enunciado. Lo mismo con la minúscula después de los tres puntos, o al principio de cada párrafo, el signo de interrogación sin abrir...

Qué malo. Decime nene, que yo te voy a decir... No sé, no querés darme un nombre, nada.

Qué genio. Pensá si Eno se pusiera a tocar algún instrumento continuamente en vez de hacer un loop, o si las bases de batería le salieran artesanalmente.

Qué vivo, 2. Si quiero te digo que a primera leída se nota que sos un pelotudo, si no te das cuenta no te voy a explicar por qué.

Qué buena onda. Su pregunta no molesta, pero banqueselá.

Oscar Cuervo dijo...

Buho:
yo no me lamento de nada, al contrario, estoy muy feliz por la marcha del cine. Sos vos el que teñis todo de frustración. Y eso te lleva a no entedner un siple post.

Oscar Cuervo dijo...

Jotafrisco y anónimo:
sería interesante que el intercambio pasara de la pelea personal al debate musical. Sé que no tengo mucha autoridad para pedirlo, porque yo a veces también me enrosco en peleas personales.
Pero como el tema del debate es interesante, quizá amerite poner paños fríos y hacer foco en la música.
Es sólo una sugerencia.
saludos

Jotafrisco dijo...

Encantado, Cuervo. Entonces, el intercambio sería con...

Anónimo dijo...

Cuervito:¿x q vos y el pelotudito de chinasky no van a estudiar cine?
hay buenas escuelas de cine en bs as

Oscar Cuervo dijo...

No, Jota, no sé. Esperemos que el anónimo se adjudique una identidad.
saludos

Anónimo dijo...

Oscar

en verdad no pensaba seguirla con J, pero como apareciste vos, contesto.

Creo que como no puede sostener la pavada que dijo,que ni el debe creer ( entre en su perfil y veo que uno de sus musicos preferidos es: Oh sorpresa, Sir Paul Mc Cartney !!!!) me trata de pelotudo,y pone en primer plano faltas de ortografia ridiculas,( no tengo signo de interrogacion inicial y me rompen las bolas los acentos ) asi que para mi se puede ir al carajo, al menos por ahora

Saludos.
Ayer segui tu consejo y me baje y vi Paranoid Park. Excelente,
para verla de nuevo.

Si es tan importante, mi nombre es Luis

PD

Oscar Cuervo dijo...

Luis:
ser mediador en estos casos puede implicar ligarse un tortazo o dos. Pero creo que es un desperdicio insistir por la vía del insulto. Evidentemente el tema de la influencia de los Beatles sobre las generaciones de músicos posteriores da para un debate pero no para putearse. A esta altura no importa quién empezó con las ofensas, lo bueno sería terminarlas.

Anónimo dijo...

Oscar

no creo haberte mandado un tortazo, todo lo contrario,tu blog y tu revista son casi lo unico que leo.

con respecto al otro tema, creo que sí importa quien empezo los insultos,no esta mal rectificarse si lo amerita.
aparte yo no lo insulte, dije que se puede ir al carajo, que es otra cosa, despues de todo el carajo puede ser un lugar interesante tambien.

te mando un saludo
Luis

Anónimo dijo...

añoro por ejemplo no haberme follado a marta
pensando mientras tanto que me follaba a su hermana


A. P.